Alfarero
en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados. PABLO NERUDA
Nadie me contaba el signo
de las piedras y la sangre.
No hubo invierno púrpura ni una pared de augurio
y supe trepar por mis ojos
hasta las hojas de coca;
más bien corría un mensaje discreto y embadurnado,
como falso recuerdo,
aturdido por la admonición,
que antes el viento mezcla con los cultivos del dolor.
¿Cuáles
jaulas del miedo, de pan amasado en su herida,
cubriendo con los pies cantores el oficio del destierro?
¿Qué
espera se abrigaba entre los muros y la Intihuatana?
Piedra que no fuiste sostén seguro para amarrar el sol
cuando la duda se liberó de los extirpadores de idolatrías
y la tarde renunciaba a ser noche en Sacsayhuamán,
oyendo el canto del tiempo.
Terrazas de estrategia y vértigo
cayendo al Valle del Urubamba,
a
donde bebe el maíz brotes de sangre noble,
pasadizos abiertos en el alma del pasado,
lámpara de
la piel, agua memoriosa,
labor y frutos danzando en la Inti Raymi,
colorido y mañas para invocar a la lluvia
hermana de tanta invasión ceremonial,
y regresar a ellos con las manos dadoras
el golpe de la piedra
y el sudor creyente,
hacia los enrejados del alto horizonte.
¿Acaso no era visible el sacrificio, no escuchabas
los gritos
del corazón y su sal enceguecida,
una súplica que la furia arrancaba del prisionero?
¿Pudo el bastón de cañabrava soportar el estupor
ante la rara arquitectura de la sobrevida?
¿Sentías al andar sobre el rito que otra época renacía,
y algo acaba de cruzar por
tus ojos mirando sin ver
hasta la fiel morada de los incas al final de su tiempo?
Lo que sentí fueron otras
formas del silencio,
otro llanto de amasar las palabras para la vida,
cómo la Piedra del Poder mezclaba
los arcos del sol
contra mi espalda, contra todo rechazo,
contra los túmulos enmohecidos por el musgo de
la sangre.
Cómo aquellos pasos revivían bajo mis pasos,
cómo era de larga la cicatriz de
los duros cantos
que los guerreros lanzaban a lo desconocido,
y que ahora, desmontados por otra civilización,
eran un mensaje profano en los templos encorvados,
una mítica niebla y nubes raídas en el quejido
cusqueño.
Lúgubre ascendía el sonido de la quena del viento.
¿Leías, en verdad
leías, piedras del solsticio de invierno,
piedras que nos cuentan el innombrable abismo?
¿Leías
las sagradas piedras de Machu Picchu?
Piedras mágicas del principio y del fin,
piedras de la agonía
que no cubren los quipus,
piedras silenciadas bajo lluvia y fuego,
piedras parlantes del lento quechua,
piedras
que invocan el sacrificio de la alpaca,
piedra del Cóndor y la floresta amazónica,
piedras cansadas
por no se sabe qué manos,
piedra del sol detenida en la hora mortal,
piedras que fundaron la plaza Aucaypata,
piedras vivas bajo el sagrado Willka mayu,
piedras de los templos mudas de tanto ruego,
piedra del poder
presa de su energía ritual,
piedras en la oscura señal del Camino Inca,
piedras del agua soportando
la sed del tiempo.
Piedras sobre piedras clamando con voz de piedra.
Pero viste a las alegres vírgenes
del sol
cantando la salmodia de los panecillos de maíz,
vestidas de arco iris, de viento y llamas corales,
danzando con las ágiles flores del solsticio,
trayendo en los ojos los frutos de la Pachamama,
mientras
el dios sol se bebía la candorosa piel
y las mujeres adultas tejían los nudos de la pasarela
con
los niños guindados sobre sus espaldas.
Y todo girando en la noche circular del fuego.
¿Cómo
entonces escribir el recio mito y su sangre,
sin la soberbia hacha de Pachacútec
y los correos de piedra
como ignorados jinetes
armados de un mensaje de muerte y súplica?
¿Cómo aún pedir
paz al que hace temblar la tierra?
Túmulos del espanto, calaveras de la herida
con que alguna vez se conquista
el sosiego.
¿Puede alguien hablar con los difuntos
sin preguntar por los accidentes del viaje,
la
carne y la chicha que servían sus antepasados?
Yo pienso que debió existir alguna arcana sombra
para
mirar el agua en su fiel regreso hasta la fuente,
esa suave extrañeza que cae hacia el crepúsculo.
Pepe Sánchez
Escritor, Periodista,
Máster en Educación, Ingeniero en Transporte Automotor.
Profesor universitario, Fundador y director de
la revista cultural digital "Calle B"
(www.calleb.cult.cu)
Presidente de la UHE por Cuba.
CARLOS GARRIDO CHALEN..ESCRIBE
..
Coincido con mi hermano
Ernesto Kahan en el gran valor que tiene Pepe Sánchez, como eximio poeta, como extraordinario ser humano, como gran
amigo. Su poema a Machu Picchu es magistral. Cuando estuvimos con Bella Clara Ventura y él, caminando sobre las piedras
calladas de esa majestuosa expresión cultural cuzqueña, lo vimos digerir el aire del abismo, cincelar con su
pensamiento la historia misma de una Patria como la mía que es Patria de todos los que aman. En el fondo de nuestras
almas supimos que algo grande produciría ese corazón asaz engrandecido. Y ahora puedo decir que no tengo mas
que palabras de agradecimiento a hombres como él y como Ernesto, como Bella Clara, Joseph Berolo, Daniel Alarcón,
Lucía Giaquinto, Issa Martínez, Marga Mangione, María Alicia, Sandra Galante, Patricia Collazos Bascopé,
Marietta Cuesta, Luis E. Prieto, Alicia Pretell, y Milagros Hernández Chiliberti, y otros amigosque jamás nos
mezquindaron su amistad y nos dieron lo suyo, poniendo el hombro en la tarea de hacer de la Unión Hispanoamericana
de Escritores una oportunidad para la vida.
Carlos Garrido Chalén
http://carlosgarridochalen.ning.com
http://unionhispanoamericana.ning.com
ERNESTO
KAHAN ESCRIBE
LEYENDO
LAS PIEDRAS DE MACHU PICCHU
Date: Tue, 6 Oct 2009 10:29:30 +0200
Querido hermano Pepe
Tu esperado mensaje
con el poema que cubre los cielos de América, se levanta acompañado por las trompetas de la historia y trepando
el telón del presente, llegó mientras yo estaba en Hungría revisando la historia de las tribus que conquistaron
la Europa central y las caminatas a la muerte en muerte durante la segunda guerra mundial. Ahora abriendo las cajas de sorpresa
que me trae la electrónica puedo leer, recitar, gozar y vinenciar tu poema, metiéndome en el tiempo de los incas
y de hoy. ¡Esas piedras que hablan y miran a las estrellas!
"piedras del agua soportando la sed del tiempo."
"Piedras sobre piedras clamando con voz de piedra"
Eres grande y magnífico, mi poeta. Tus palabras se unen en armónica belleza y fuerza,
y en tal unión construyen lo que llamamos POESIA. Gracias por por habérmelo compartido, gracias por estar en
mi vida.
Hermanos todos ¡A
guardar este poema de Pepe Sanchez! para mí ya es parte de mi Machu Pichu