| 
      
      
      TODO TITULO SUBRAYADO ES VÍNCULO A LA PÁGINA
         CORRESPONDIENTE  
         
         	    
            
               | Jorge Davila Vásquez  
 Bienvenido a la Paz para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros
                     hijos y los hijos de sus hijos  a través del cultivo de las Bellas Artes en los jardines de su mente y sus corazones     |  
 | MI TRABAJO CON LO BREVE   Había leído muchos relatos breves,
                     sobre todo argentinos, pero reconozco que Alfonso Carrasco Vintimilla me envió desde México libros de los autores
                     de microcuentos que estaban de moda. Entre ellos, el de Augusto Monterroso, que con su "Dinosaurio" se convirtió
                     en una especie de símbolo de la brevedad narrativa. Mis primeros relatos cortos y aun cortísimos, datan posiblemente de 1979, pues aparecen
                     en el 80 en el libro "Este mundo es el camino", que ganó el Premio "Aurelio Espinosa Pólit",
                     mi segundo galardón de este ilustre nombre, pues, como Uds. recordarán, en el 76 me lo otorgaron por "María
                     Joaquina en la vida y en la muerte", mi novela primogénita. En la sección "Qué fue de tanta invención" hay
                     un grupo de narraciones cortas, incluso una, realmente "micro": Laberinto Como su constructor, sé que salir
                     de esto es imposible.  Nunca escaparé. Una característica del conjunto de pequeños relatos es que todos están basados
                     en la leyenda. Algunos, directamente en lo clásico, como el "Tríptico de la Odisea"; otros como Babel
                     o Godiva, en narraciones legendarias universales. Con el paso del tiempo, la huella griega se irá acentuando en mis relatos y aparecerá,
                     incluso, en mi teatro. En
                     el 85, publico uno de mis libros capitales "Las criaturas de la noche", que ha tenido varias ediciones. El tema
                     central del pecado, como que se disuelve en los tres últimos textos, agrupados en "Final". Son cuentos cortos,
                     cuya base es el humor negro, sobre todo los dos últimos, "La parte del león" y "Orden del día";
                     lo sobrenatural es protagonista de estas mini historias, estructuradas en pocas líneas: Orden del día POR TRATARSE
                     DE CONVOCATORIA POST MORTEN, LA SESIÓN se realizará con el número de almas presentes. Los puntos a tratarse
                     son los siguientes: 1º Sancionar a quienes por asistir a sesiones espiritistas no han cumplido con su ración de
                     ruidos y apariciones. 2º Recordar la obligación que tienen los difuntos de recoger sus pasos... 3º Tomar
                     una decisión enérgica en lo que respecta a quienes habiendo salido a penar, no han vuelto; y 4º Considerar
                     algunas urgente solicitudes de resurrección, motivadas por el comportamiento excesivamente feliz de los deudos luego
                     del óbito de los solicitantes.PDF de la Obra Completa en el siguiente vínculo,GRACIAS  por su letura y
                     comentarios.   
                     EL REINO DE LO BREVE
                     
                   |  
         
         	    
            
               | NAVIDAD EN EL ALMA Van unos pastores...   Ha dicho uno de ellos que escuchó unas voces, muy dulces, muy bellas, en la noche
                     oscura. -¿Voces? ¿Talvez de fantasmas, en la noche oscura? Pregunta Ismael. -No, dice el muchacho. -Quizá
                     eran soldados, en la noche oscura. Hay muchos romanos por toda Judea. Opinó el vecino Jonás,
                     el que cuida ganados ajenos, en
                     la noche oscura. Mueve la cabeza, seguro el más joven, que oyera las voces, en la noche oscura. -No, no eran
                     fantasmas y no eran romanos, en
                     la noche oscura. Sus voces, ¡qué bellas! -Creo que eran ángeles, cantando
                     a un niño. Y en la noche oscura, se le burlan todos. De pronto se enciende lucero infinito, en la noche oscura, y en silencio escuchan. Todos temblorosos, todos boquiabiertos, ese gran milagro en la noche oscura. El canto divino que en la noche oscura inunda sus
                     almas, sus almas sencillas Son
                     voces angélicas, murmuran aquellos, que reían antes, en la noche oscura. Y sienten que adentro muy dentro
                     de su alma, brilla el cielo entero, en la noche oscura. -Claridad eterna, musita el más viejo, juntando
                     las manos en la noche oscura. -Claridad divina, mirando la estrella, que alumbra el establo, en la noche
                     oscura. Claridad que inunda todo
                     el universo, disipa las sombras de la noche oscura. La estrella, el silencio, el portal humilde, los mansos rebaños, todo es luminoso. El joven sonríe, el milagro se hizo en la noche oscura inundada de ángeles. Y es
                     un pequeñito el sol de la noche, el que ha iluminado para siempre el mundo. Un niño dormido, que junto
                     a su madre, miran extasiados esos
                     rudos hombres que antes se burlaron del más joven de ellos que escuchó el
                     milagro en la noches oscura.   |   
 Lámpara     Lleva tú la lámpara y guíanos hacia donde
                     brilla intensa esa luz tan blanca. Sí, toma
                     la lámpara, y con tu pureza de niño
                     en los ojos llenos de milagro, guíanos a
                     donde duerme el Dios pequeño, que da brillo
                     al cielo, voces a los ángeles, sueños
                     a los niños.   |   
 Ronda     Juegan las estrellas en la ronda, ronda del cielo infinito. Ríen las estrellas y una se extravía entre las galaxias. Y todos los astros la buscan sin tregua, pero no la encuentra. Y pasan los siglos, y un día la olvidan. La joven estrella, perdido su brillo, vaga entre las sombras de los universos. Y una noche escucha que cantan los ángeles sobre el techo humilde de un portal sombrío. Se asoma curiosa, triste y deslucida, y mira a la madre, tan dulce, tan joven, y al niño que duerme envuelto en pañales, y a José que vela su sueño divino, y a los animales que entibian el sitio. Y algo se ilumina adentro de su alma, y se abre la rosa de su luz perdida. Florece la estrella sobre el pobre techo, del portal que sirve de morada al dueño del Cielo y la Tierra, y sus rayos guían a cuantos acuden a llevar al Niño sus pobres ofrendas, sus ricos tesoros, su afecto de amigos.. Vienen los pastores y vienen los reyes, y a su luz tan blanca se inclinan sumisos ante ese pesebre que acuna en sus pajas a un Dios infinito. La estrella sonríe, sonríen los astros, pues han encontrado la hermana extraviada hace muchos siglos. Y todo es milagro de voces y trinos, y todo es concierto de ángeles, luceros y bestias humildes, que arrullan el sueño del Niño dormido, cantando bajito la gloria del Cielo la paz de la Tierra. Ven y une tu canto a este gran concierto, suave y luminoso, que armoniza el mundo y alumbra la historia por todos los siglos.     |  
         
         	    
            
               | MISA DE CUERPO Jorge Dávila Vázquez (Misa del
                     Cuerpo)  POÉTICA 1 
 ¿Qué será lo fugaz en nuestras vidas?
 ¿Y qué será lo eterno?
 Acaso
                     aquello que guardamos en el corazón
 como un
                     tesoro, repitiendo, obsesivos
 "es eterno, es eterno"
 no sea más que una cosa pasajera.
 Y quién
                     sabe si lo que creímos efímero,
 encontrado
                     de pronto en el camino
 y sin ninguna pretensión
                     perenne
 sea parte de nuestra eternidad.
 De todos modos, lo fugaz y lo eterno
 forman parte del barro y de la esencia,
 son el cuerpo y el alma,
 la caída
                     y el vuelo,
 el batir de alas de la mariposa
 y la baba inocente del gusano.
 Son la piedra y el cielo,
 el
                     pájaro y la nube, el gruñido y el canto,
 las voces y el silencio.
 Son la estrella fugaz y la
                     luciérnaga,
 las lágrimas y el mar,
 el fuego que en la noche de la vida
 enciende la pasión
 y el hielo en que nos sume el abandono.
 Fugaces las palabras, pero también eternas.
 Eterno el vuelo de la gloria y, sin embargo, efímero.
 Hechos estamos de la fugacidad
 de cada día, pero somos partícipes
 del libro indescifrable de lo eterno.
 El barro humano, nuestro,
 perecible
                     construye, crea,
 eleva todo aquello que es parte de
                     lo eterno.
 Jorge
                     Dávila Vázquez (Misa del Cuerpo)
 
                     
                     	      Jorge Dávila Vázquez*  pdf    Poeta, novelista,cuentista, dramaturgo, ensayista, este cuencano ha escrito una obra tan variada y extensa que intentar abarcarla en su totalidad constituiría
                     un esfuerzo medio estéril si uno se lanza a tamaña aventura sin algún instrumento crítico
                     concreto.    Entre
                     las disyuntivas más complejas en el arte de tener una buena amistad con otros escritores (una vez que se aprende a
                     sobrevivir
 a la egolatría propia y a la ajena) se cuenta el ejercicio de probidad
                     intelectual de saber discernir cuándo una idea, por inteligente y
 novedosa
                     que nos parezca, pertenece a nuestra cosecha o, mal que nos pese, es el resultado de construcciones conjuntas a
 lo largo de años plagados de conversaciones e intercambios de textos, y se debe, definitivamente,
                     a la agudeza crítica de un colega.
 Ese es el caso de la teoría del cuadrado mágico,debida
                     a la sutil observación del poeta cubano Roberto Manzano, sobre la que aspiro a edificar el análisis de la obra
 narrativa de otro amigo entrañable: el ecuatoriano Jorge Dávila.
 
 La teoría, en su esencia, parece sencilla. Manzano, que suele extrapolar conocimientos del álgebra
                     o la aritmética a sus especulaciones
 acerca de la poesía (y de la literatura en general), llama cuadrado
                     mágico a la hipotética figura geométrica atravesada por dos ejes
 (uno horizontal que transita de
                     lo antiguo a lo moderno, y otro vertical que va de lo culto a lo popular), cuyas directrices delimitan
 los cuatro cuadrantes
                     en los cuales, según sus características descollantes, podría situarse la producción de un autor.
 Uno con tendencia a lo culto y a lo antiguo, por ejemplo, estaría muy cerca del conservadurismo estético,
                     mientras
 que otro más próximo a lo popular y lo moderno tal vez sería considerado protagonista
                     de un vanguardismo demasiado
 gestual y de escasa perdurabilidad. De acuerdo con estas consideraciones, un escritor resultaría
                     más completo cuando
 cubriera áreas en cada cuadrante, lo cual indicaría que su obra posee una mezcla
                     de lo antiguo y lo moderno, y de lo
 culto y lo popular; es decir, que está bien asentado en la tradición
                     y que a la vez se erige sobre ella y hurga en el pensamiento
 y en el lenguaje para provocar rupturas que engendren nuevas
                     tradiciones y así sucesivamente.
 
 Esa me parece la actitud de Jorge Dávila Vázquez ante
                     la literatura. Poeta, novelista,cuentista, dramaturgo, ensayista,
 este cuencano ha escrito una obra tan variada y extensa
                     que intentar abarcarla en su totalidad constituiría un
 esfuerzo medio estéril si uno se lanza a tamaña
                     aventura sin algún instrumento crítico concreto. Y yo he elegido
 este de Roberto Manzano, cuya flexibilidad
                     y bondades para la exploración he ensayado durante mucho tiempo
 en mis clases de literatura, lo mismo para leer
                     a Dante que a Eliot o a Cervantes que a Apollinaire.
 Esa experiencia me ha permitido mirar a lo largo de sus libros e
                     ir descubriendo (o inventándome) posicionamientos suyos
 ante la historia, la política, la producción
                     literaria de su época y aquella que los antecedió,
 y, desde luego, ante susrespectivos idiomas, revisados
                     desde la cátedra al mercado, desde el púlpito al burdel, en pos de esos giros
 rejuvenecedores que siempre
                     aporta el habla a la lengua. Similar empresa intentaré con la abrumadora cifra de
 textos escritos por Dávila
                     Vázquez, aunque he de confesar que no abundaré en todos, sino que iré trayendo
 a colación
                     solo aquellos que estimo cardinales para demostrar la versatilidad conceptual y formal de este autor
 y sus movimientos
                     fundamentales en la espiral tradición-ruptura explicada párrafos atrás.
 
 
                     PDF Contenido completo Jesus David Curbelo La Habana, julio  2017 
                     
                   |  
         
         	    
            
               | DEFINIR EL AMOR 
 Para E., siempre. Para quien haya amado alguna vez o ame y siga amando.   1 Esa emoción
                     que te inunda y te quita la palabra, pero te llena de música por dentro.   2 Ese temblor que sacude tu alma en mitad de la
                     noche, y ante el que no sabes si reír o llorar,  porque toda la alegría del mundo viene a ti y al mismo tiempo
                     te anegan la melancolía, el afán de imposible.   3 Ese deseo de tu mano en la mía, de mi corazón en el
                     tuyo, del cuerpo que te busca y te encuentra en el reino del sueño.   4 Esa voz desconocida que te anuncia que hoy el mundo pierde su forma,
                     que las estrellas caen en tu pecho y lo iluminan, que el cosmos entero es ya nada, porque hay alguien en tu vida iluminando
                      tu noche para siempre.   5 Esa inquietud que te asalta de repente:"¿y si estuvieras
                     pensando en otra cosa que no sea lo que siento? Y si el delgado hilo de tu alma no se uniera al hilo delgado de la mía?" Incertidumbre
                     del amor, que asalta a los que aman.Luego, amanece... 
 
 Esa palabra tuya serena y honda, cargada de ternura, que llega un
                     día.¿Cuándo? ¿Cómo? Lo ignoro, Es un misterio. El misterio del amor.Pero la seguridad de su llegada ilumina los
                     días y las noches.     |   7 
 Amor es la palabra que contiene en sí todas las cosas:esa
                     tela que tu mano toca, la madera que pules con desvelo,  el hilo que se teje en pájaros y flores.
 8   Amor es el sonido de la puerta al abrirse y al cerrarse y de la taza que pones en la mesa. Es el ruido del viento entre los sauces. El
                     trino de algún pájaro ignoto, y también su graznido en la tiniebla.La voz de un niño
                     en la desierta plaza. La palpitación frente al paisaje.La
                     calidez de la frase aún no dicha.El copo de nieve que cae sobre tu hombro, mientras tú miras otros copos...otros días. Un violín que suena mientras hablas.   9  Amor es una remota abuela que canta en la
                     cocina.Una flor que se abre en un estanque esperando
                     la llegada de Monet.La sed que se sacia alegremente, en medio de naranjas y de vino.   10  Amor es el sueño
                     que se va y pronto regresa.El roce mínimo de las alas del ángel al pasar por tu pelo. Amor es la palabra que contiene al mundo y nos lleva hacia el tiempo de ayer y hacia el
                     mañana en su misterio. |  Cuatro microcuentos   
         
         	    
            
               |   GATOS R In memoriam R.P. oger Planchon, el director de Luis, el rey niño,
                     la película que representó a Francia en Cannes 93, tenía una curiosa teoría: los gatos son agentes,
                     espías, seres de otro planeta, cómoda- mente infiltrados entre nosotros.Cuando ronronean -hilan, como dicen, tan expresivamente, por acá-, están
                     enviando información, y cada vez que mueven una de sus orejas, como solo ellos saben hacerlo, están recibiendo
                     mensajes.Graciosa hipótesis ¿No?
                     ¡Qué risa!... Hablar así de unas inofensivas bestezuelas de casa adentro... ¿Que no es graciosa? ¿Que no es cosa de reírse?ueno, no hay que tomarla tan seriamente. No tanto. No, no...
                     En fin, no sé. Sí,
                     en realidad, vale la pena observar a los gatos con cuidado. Sí, lo he hecho, por supuesto. Sí, tan desdeñosos
                     y lejanos, ellos, como perdidos en una especie de ensueño superior y distante... O como si estuviesen reportándose
                     a remotos y desconocidos, pero poderosísimos amos. Claro. Y ¿qué decir de cuando combaten entre terribles
                     maullidos, que parecen los infrahumanos gritos de guerra de bestias inconcebibles? ¿Quién no los ha sentido,
                     batiéndose con una pasión insana, en medio de la oscuridad, revolcándose furiosos, abriéndose las
                     carnes palpitantes con sus garras? Entonces, ya nada tienen de inofensivos los animalitos que beben leche en un platillo o
                     ronronean mansamente a nuestro lado. ¿No? Sí, cierto que hay momentos en que parece que monsieur Planchon no estuviera muy equivocado. Y en ese caso,
                     claro, su sospecha no tiene ninguna gracia.   | 
 MONEDA Tuvo un día muy duro, lleno de idas y venidas, de altibajos, de lágrimas, lamentaciones, y hacia la tarde, ya, también
                     de risas. Llegó al gran
                     templo de piedra pulida, con la idea de ponerse a los pies de su Señor, en act tud de adoración, unos minutos.
                     Halló todo cerrado. Cierto que, dada su naturaleza angélica, podía traspasar puertas y aun muros, pero prefirió
                     quedarse en las escaleras de mármol de la entrada. Y aunque estaba sumido en su orar profundo, hablando directamente
                     con su Dios, le asaltó el sueño. Cuando se despertó era la medianoche. Dos sombras dormían allí cerca, respirando sua- vemente. Sintió
                     un cuerpo extraño en su mano: estaba apretando una moneda. Pensó que al verlo dormido, alguien creyó que
                     era uno de esos pobres seres que duermen en la calle, y le dejó la moneda para que comprara un panecillo. Y lo imagunó
                     con tanta intensidad, que vio con claridad cómo una pobre mendiga, de las que extendían su mano en pos de algún
                     mínimo gesto solidario, en los alrededores de la catedral, buscó entre sus harapos y encontró esa moneda
                     que puso en su mano, y que ahora, en medio de las sombras nocturnas, destellaba en su mano. -¡Que el buen Dios te lo pague! -dijo desde el fondo de su
                     transparente corazón de ángel y sintió cómo se estremecía el universo. | 
 IMPOSSIBLE DREAM   Al despertar, siempre tienes la misma sensación:
                     estabas en un sitio agradable, en buena compañía, sentado a la mesa; veías la comida, era toda del tipo
                     que puedes comer, sin traicionar la dieta impuesta por colesterol, ácido úrico, estómago, venas, triglicéridos,
                     todo ese mundo desconocido que gira en el orbe reducido de tu viejo cuerpo... Una voz femenina dice, cordialmente: «Sírvanse»,
                     y justo cuando vas a probar el primer bocado, cae algo, quizás un tenedor, un cuchillo, una copa que se triza, y abres
                     los ojos a la gris realidad mañanera. Evocas el bello sueño, que con ligeras variantes se repite, día a
                     día, intentas volver a dormirte, para recuperarlo, para probar alguna delicia, pero es inútil... -Hora de levantarse -suena cantarina la voz de
                     la enfermera que te cuida. 
                     
                     	    
                        
                           | 
 Jorge Dávila Vázquez Cuenca, 1947 Doctor en Filología por la Universidad de Cuenca, donde fue docente por 29 años.
                                 Crítico de literatura y arte. Primer recopilador y estudioso de la obra de César Dávila Andrade, 1984. Columnista en diario El Mercurio de Cuenca.
                                 Premio Nacional Eugenio Espejo al
                                 conjunto de su obra y a labor difusora cultural, 2016. Entre sus obras destacan: María Joaquina en la vida y en la muerte, Este mundo es el camino, Los
                                 tiempos del olvido, De rumores y sombras (narrativa); César Dávila Andrade, combate poético y suicidio (ensayo); Historias
                                 para volar, Libro de los sueños, Entre dos mundos (cuentos breves) Memoria de la poesía, Temblor de la palabra, Río de la memoria, Personal
                                 e intransferible (poesía); 
                                 Espejo roto, El barco ebrio, Sombras en el amanecer (teatro). 
 
   |  | 
  FRANCISCO, EL BIENAVENTURADO
 
  El hermano Anselmo trabaja en el jardín,
                     sin muchas esperanzas. Es el principio de octubre y el otoño comienza a dorar las hojas, pero sus flores no se comportan
                     como en primavera. Ha sembrado un cantero de tonos rojo y oro, y ahí sigue. De tiempo en tiempo, se detiene y ora. Sabe
                     que Francisco agoniza en su celda. No es tan viejo como él, pien- sa, tendrá cuarenta años, frente a sus
                     setenta. Lo mira alimentando a las aves que se comen todo lo que él siembra, vorazmente. Sonriéndole con bondad.
                     «Son hijas de Dios, y hermanas nuestras. Tienen que vivir». Sí, pero por qué a costa de sus pequeñas
                     cosechas de labriego convertido en hombre de religión, enclaustrado por decisión propia. ¿Por qué?
                     Y Francisco, con las manos extendidas hacia el hermano viento, los hermanos árboles, las lejanas hermanas olas, le mira
                     sonriente y se va.
  De pronto, el cantero de flores rojas y amarillas se torna esplendoroso y empieza a
                     extenderse hacia el horizonte, sin límite. Anselmo mira unos pequeños pies descalzos que van sobre la tierra florecida,
                     vuelta ya interminable, y luego se fija en el raído hábito de Francisco. «Te has levantado a pisotear mis
                     flores», piensa, pero se fija en que esas plantas no rozan sus coloridos sembríos, pasan a una leve altura de
                     ellos, como el viento o los ángeles que le siguen. Baja la cabeza, conmovido. «Te vas Francisco, te has ido»,
                     dice para sí mismo, mientras escucha los cánticos en la celda, que seextienden hacia la
                     capilla. «Te has ido, y viniste a despedirte, Francisco, hermano angélico. ¡Adiós!». Baja la
                     cabeza, reza suavemente, y llora.
 
 |  
         
         	    
            
               | 
 ELLA NUEVA CANCIÓN DE EURÍDICE Y OFEO-    Átame del cabello y de las manos, átame, retenme, que en la furia del desboque temo perderme de ti y perderte a nunca. Orfeo, amor
                     y luz, átame
                     del cabello y de las
                     manos. EL     
 2     Eurídice, perdida para el día, vagas entre las sombras de la sombra. Ay, cómo rescatarte, si vuelvo la cabeza ante el menor sonido. Ay, cómo rescatarte, si entre tantos espectros no sé cuál es el tuyo y mientras más desciendo más te pierdo.     3 ELLA Orfeo, amor, mi
                     voz descolorida viaja
                     como gaviota hacia
                     el olvido. Orfeo, amor, mi voz sin pertenencia se duerme entre los granos de la espiga. Orfeo, amor, mi voz inconsistente cae al paso del lobo, furtiva y húmeda, la devora la tierra, es nube luego y ya no resuena a mi orden o deseo... ni te llama.     4   EL Detengo mi caída asiéndome al recuerdo •	de tus ojos. ¿En dónde estás amada? ¿En qué honda esfera de tinieblas moras o habitas en la nada? Eurídice, mis manos sangran, -son la garganta abierta del grito de mi cuerpo-, presas en el rosal de tu perfume.     5   ELLA -Viajero, detén tu paso un instante, ¿has visto a Orfeo? -Viajero, no respondes mi pregunta porque no viste a Orfeo, ¿o acaso ni a las sombras llega mi voz de manso hilo de sombra? -Espera, no te vayas, déjame que te diga cómo es él y así, si lo encontraras, podrías decirle que un día te encontré.     
   6 
 EL Buscar a Eurídice en el infierno de todos los días, buscar al barquichuelo de papel, espuma y sueño, perdido en la corriente de cosas ordinarias. Buscarla entre los ruidos, ella, dulce nota única embriagada de música. Buscarla en los pantanos del deseo, ella, flor transparente hecha de sentimientos. Buscarla entre las horas, ella, el barquichuelo de instantes, acaso náufrago del segundo en que la carne sola fue rosa de gritos y de arena. Buscar a Eurídice rastrearla en el silencio, sabiendo que su voz yace dormida o trémula • en un vaso vacío. 
 ELLA 
 7   Orfeo, puse un anuncio en los ecos, buscándote. Orfeo, descubrí mensajeros en los pájaros, en las caídas de agua, en los hilos de luz que se ciernen para dorar el musgo, tibiamente. A todos les he dado mis señas y
                     tus señas: el
                     color de tus ojos, el
                     sabor de mi llanto, el
                     placer de tu cuerpo, su
                     belleza, la soledad
                     de mi cuerpo, sus esperas, tu boca con la palabra amor hecha a medida, la mía con la palabra olvido abierta en rictus. Sabes, a todos he dejado un
                     pétalo de ayer y
                     si te encuentran, tómalo, percibirás
                     la sonriente languidez, el
                     juego trémulo en
                     mundos interiores, despertará la llama que encendías en mis ojos al susurrar: Eurídice.       
     | 8   EL Buscar a Eurídice en todas las esquinas, en cada uno de los escaparates, en los espejos, en el flagelo que gritan las sirenas trizando la noctámbula concha de las grandes ciudades. Buscar a Eurídice, escondida quizás tras la cortina de cualquier prostíbulo, entre las máscaras de humo, • entre las huellas de sudor, buscarla camino de los labios ajados, en los muelles, en las frases oscuras, buscarla entre la música barata de un cafetín cualquiera, a ella, la dulce nota única. Buscarla por la senda temblorosa de luciérnagas, risa y pirotecnia que trazan los beleños. Buscar a Eurídice en todas las iglesias, en las doradas cúpulas, en las desiertas naves donde dormitan autillos y beatas, buscarla en los reflejos del pan de oro, y en las fugas barrocas que espejean los ojos del mendigo que se sienta a la puerta, buscarla entre las notas de moho, polvo de hueso y pátina de viejos clavicordios, a ella, única, dulce nota embriagada de música.   9   ELLA ¿Y
                     si un día te encuentro y
                     no eres tú? ¿Y
                     si un día nos vemos, digo
                     tímidamente, mordiendo sus letras tu nombre, musito, sollozo, tartamudeo, me
                     ahogo en lágrimas y
                     sin oírme, ni notarlo, tú pasas, te
                     vas, te pierdes y me quedo, gritando sin gritar, venas adentro: Orfeo? ¿Y si un día te encuentro y tu sonrisa ya no ilumina mis ojos, encendiendo la estrella que antes me regalabas?       • EL   Ay, dulce Eurídice, breve instante en lo maravilloso, ¿dónde y cómo encontrarte, si me he mirado ya en todos los cristales de las corrientes todas? ¿Dónde encontrarte, si a mi paso la sed ha ido secando todos los pozos del sueño, la esperanza y la quimera? ¿Dónde encontrarte, ay, si mi voz por llamarte ha ido empañando todos los espejos y trizando el canto luminoso de los prismas? ¿Dónde encontrarte, si perdí ya el sentido de mis pasos, perdí la idea del tiempo, o la seguridad de las jornadas, y perdí la noción de las distancias, y aun el recuerdo del calor, de tu sombra, de tus formas? Ay, se extinguió la estrella que encendí en tus ojos. Ay, la alegre risa de tu risa ha muerto en mí. Ay, dulce Eurídice, breve instante en lo maravilloso, cómo podré alimentar todavía el fuego de querer encontrarte, si ya perdí hasta la voluntad de continuar creyendo que un día fui de ti, que tuve entre mis labios un gusto que era tuyo y posé con mi cuerpo la huella de mi amor en tu piel, en tu sangre, en tu recuerdo!     10   ELLA A
                     veces hablo del amor, Orfeo, y pienso en ti, vuelvo a sentirlo, es un milagro poder re-encontrar en otros cuerpos tu cuerpo, en otros deseos tu deseo único, en
                     otras bocas que besan los
                     besos tuyos... como
                     en la playa encuentran los
                     muchachos que el azul
                     de una ola, su fuerza y la sal que penetra por la piel hasta el alma son los mismos de todas las olas: son el mar. No crees, amante inexistente ahora, o casi, que es un milagro, por lo que en mí aún resta de tu huella, que pueda yo recrear el amor y destruirlo y volverlo a crear y devastarlo, como una cosa bella y pasajera? Como la pompa de jabón fugitiva y lilial, el verso o un juego de palabras, o la transida risa, todo aquello que semejante al amor es brizna apenas, deseo luego y cuando llega a flor se nos escapa, lo perdemos, se va, nos ensombrece, porque lo marchitamos el instante en que pulsamos la misteriosa cuerda donde dormita o duerme la verdad.     
 | 
   11 
 Orfeo, si aún vives, cree en las pasajeras visiones, cree en los vuelos fugaces de los insectos mágicos, cree en las horas alucinadas, cree en los espejismos que pueblan nuestra desierta vida. • Mas no quieras tocarlos, sentir la llaga doliente que dejan los astros fugitivos, oír el murmullo de los ignotos ríos que transitan la mente, escarmenar el lino del crepúsculo, buscando inútilmente la fúlgida
                     raíz del sol
                     poniente. Vive, ama, sé simple. Sin quererlo, entre los dos quizá estamos tejiendo un tapiz cuyas sedas purpúreas son: el trino de algún desconocido ruiseñor, los sueños del vecino dichoso mientras duerme, la fuga de la presa asediada por el cazador que tiñe el aire de algo como la sangre presentida, la muerte de los siglos y el silencio.       12 
 EL Adiós,
                     Eurídice. ¿Quién
                     tendrá tu mano mientras
                     la mía escribe esta
                     palabra: adiós? ¿Qué
                     sentirá tu cuerpo junto
                     al cuerpo que ahora
                     se enrosca en tu carne
                     y en tu sexo? Se encenderán
                     antorchas en tus ojos cuando él diga tu nombre, haciéndote creer que son estrellas o luciérnagas? Sabes, el pentagrama de la tarde recibe la golondrina de tu recuerdo y de nuevo la risa de tu risa bulle dentro de mí por un instante. Adiós, tu voz de nota única, tu imagen lúbrica, virgen y
                     todo me repite •
                     entre los ecos y las
                     calles desiertas y
                     las nítidas cúpulas casi
                     fosforescentes y el
                     juego de los niños en los patios, adiós. Adiós, sólo una sinfonía de tristeza, como el morirse de los fuegos fatuos o la callada muerte de los manantiales. Adiós, si un día encuentras el rastro de mis pasos, no lo sigas, vive más bien, enamorada del amor y el aire, vive, olvida, déjate
                     amar, sé dulce, con la tremenda dulzura de tus ojos cuyo color he olvidado, sé generosa como la tierra, entrégate, da, que tu cuerpo sepa de otras aguas y semillas nuevas. Adiós, y si escuchases un día el sonido de mi voz, no te vuelvas, sería inútil ya, tal vez no encontrarías nada bueno, aunque en ese instante se abrieran recónditas ventanas hacia inmensas llanuras de esperanza, el orín de sus goznes dejaría casi sangre en la seda del rostro de algún ángel vecino. Entonces, amada inexistente ahora, o casi, piensa un instante en lo que aún quede de mí en ti tras tanto tiempo (será
                     como el antiguo esbozo de
                     un retrato que el tiempo
                     no barnizó y
                     logró desvanecerlo, en
                     el lienzo • de
                     algún remoto amor hecho
                     poema), y sigue, no te detengas, apretando la mano que tengas más cercana, sigue, vida adelante, sigue, olvidada, sobre todo, no te vuelvas, sigue y vive, vive, VIVE. ELLA     |   Amigos:Me he quedado sin palabras, de la emoción, ante las expresiones cálidas y fraternas de Teresita Morán Valcheff y Mae de la Torre.Realmente muy feliz de estar en este maravilloso círculode creatividad, respeto y estímulo cultural Naciones Unidas de las Letras, cuyo lema proclamado es "la Paz para nuestro tiempo".Afectuosamente,pongo mi humilde obra a la orden de todos ustedes, con mucho respeto y fraternos sentimientos. De corazón  Jorge Dávila Vázquez MENSAJES DE
          OPINION
 Felicitaciones
         a nuestro presidente Joseph Berolo por esta gran sorpresa    del ingreso a UNILETRAS al ilustre escritor ecuatoriano tenerlo como compañeroJorge Dávila Vásquez,a quien le doy de corazón la  bienvenida,Estoy segura que su aporte será muy enriquecedor. ,como lo
         es para todo el Ecuador. que tiene un corazón muy grande,m Alabo el hecho de que aparte de ser un incomparable escritor, es un serm que proclama como un principio de vida, el amor, la unidad y la paz. El es de una
         ciudad hermosa,m Cuenca, maravillosa en todo sentido, su geografía,
         el arte y cultura. Cuna de la Bienal de Cuenca, a
         cuyo seno llegué como artista plástica y por ende, muy familiarizada
         con su entorno y su linda gente.Un abrazo fraterno,Mae de la Torre Solo con escuchar este sublime poema Apoteosis de la palabra
         de Jorge Dávila Vazquez, de tu amada tierra ecuatoriana, comprendo que estoy ante un poeta superior y al leer acerca de su obra veo que ha incursionado en todos los géneros literarios. Qué bueno sería conocer más de su obra poética. Ha
         sido un gran acierto de nuestro querido Joseph Berolo haberlo
         presentado en UNILETRAS. Felicitaciones para él y los
         amigos escritores y plásticos que he tenido el placer
         de conocer.Teresita Valcheff
 
 
 
         
         	    
            
               |  
 JORGE DÁVILA VÁZQUEZ 
 CURRICULUM 
 Fecha de nacimiento: 1947, Cuenca. 
 Estudios 
 Lengua y Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de
                     la Universidad de Cuenca. Licenciado en Humanidades,  Profesor de Segunda Enseñanza, Doctor en Filología. Diploma
                     Superior en Estudios Latinoamericanos en la misma Facultad. Teatro,
                     en la Escuela Superior de Arte Dramático de Marseille; en Villeurbanne, con Roger Planchon, y en la Escuela Superior
                     de Strasbourg. (Año lectivo 1970-71. Beca del Gobierno Francés). Crítico de literatura y arte. Columnista
                     de Diario El Mercurio de Cuenca-Ecuador. 
 • OBRAS 
 Nueva canción de Eurídice y Orfeo,  poesía (Ediciones del Municipio
                     de Cuenca, 1975) María Joaquina en la vida y en la muerte, novela, Premio nacional de Literatura "Aurelio Espinosa Pólit" 1976. Cinco ediciones y varias reediciones: EDUC, Quito, 1976
                     y 1982,  Ed. El Conejo-Oveja Negra, Bogota, 1986, Monsalve
                     Moreno, Cuenca, 1993, Libresa, Colección Antares (107), 1994. El Círculo Vicioso, cuentos, Depto. de Difusión Cultural de la Universidad de Cuenca, 1977. Los tiempos del olvido, premio Nacional de la Casa de la Cultura de Quito "Al mejor
                     libro en prosa literaria". Tres ediciones: CCE, Núcleo del Azuay, Cuenca 1977; Imp Monsalve, Cuenca, 1979, y CCE,
                     Quito, Colección Básica de Escritores Ecuatorianos (100), 1989. Pequeñas desolaciones, in. en Narraciones,
                     volumen Colección Letras del Ecuador, CCE, Núcleo del Guayas, Guayaquil, (88), 1979. Título compartido
                     con Eliécer Cárdenas. Relatos Imperfectos,
                     CCE, Quito, 1980. Colección Básica de Escritores Ecuatorianos (33). Este mundo es el camino, cuentos, Premio
                     Nacional de Literatura "Aurelio Espinosa Pólit" 1980. Dos ediciones: EDUC, Quito, 1980, y CCE, Núcleo
                     del Azuay, Cuenca, 1985. Con gusto a muerte, teatro,
                     PUCE S. C.- Imp. Monsalve, Cuenca, 1981. Cuentos de
                     cualquier día, CCE Núcleo del Azuay, Cuenca, 1983. Las
                     criaturas de la noche, cuentos, Colección Letraviva, Planeta del Ecuador, Quito, 1985. Segunda Edición: Ratmandí
                     Proyectos Editoriales, Quito, 2005. Tercera edición: Col. Crónica
                     de Sueños, Libresa, 2016. Espejo Roto, teatro,
                     Premio Nacional Casa de la Cultura, Quito, 1990. En Teatro Ecuatoriano,
                     Ocho obras seleccionadas por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, CCE., Quito, 1991. Reediciones: en MORA TORAL, GENOVEVA. Antología del teatro ecuatoriano contemporáneo/
                     Casa de la Cultura Ecuatoriana. Cuenca. 2002; y Teatro, Col. Imaginario, Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca,
                     2010. De rumores y sombras, tres novelas cortas, Colección
                     Letraviva, Planeta del Ecuador, Quito, 1991. El dominio
                     escondido , cuentos, Colección Antares (74), Libresa, Quito, 1992. Estudio introductorio: Felipe Aguilar. El dominio escondido, dos cuentos, Universidad de Salta, Argentina, 1996. Cuentos breves y fantásticos, Ed. El Conejo, Quito, 1994. Acerca de los ángeles, cuentos, edición trilingüe, español, inglés,
                     francés, Imp. Monsalve Moreno, Cuenca, 1995. César
                     Dávila Andrade, Combate poético y suicidio, ensayo, Universidad de Cuenca, 1998. La vida secreta, novela corta, Universidad de Cuenca, 1999. Memoria de la poesía y otros textos,  CCE, Núcleo del Azuay, Cuenca, 1999. Piripipao, novela corta, Universidad de Cuenca, 2000. Municipalidad d eGuayaquil, 2018. Libro de los sueños, cuentos fantásticos, Monsalve Moreno, Cuenca, 2001.
                     (Premio "Joaquín Gallegos  Lara" de
                     la Municipalidad de Quito, 2001) Arte de la brevedad,
                     cuentos, Libresa, Quito, 2001. Segunda edición, ídem, 2013. Historias para volar, cuentos, Alfaguara-Santillana, Quito, 2001, 2006 y 2012. Entrañables, cuentos, Alfaguara-Santillana, Quito, 2001. El Parque mágico (cuento infantil didáctico, ilustrado por Esteban Torres)
                     Cuenca, 2004 y primera reimpresión, 2006. Río
                     de la memoria, poesía, Universidad de los Andes, Mérida-Venezuela,  2004. Segunda edición: Sínsula
                     Editores, Cuenca, 2005. La luz en el abismo y otros
                     cuentos, Campaña del Libro y la Lectura "Eugenio Espejo", Quito, 2004 Minimalia, cien historias cortas, Editorial El Conejo, Quito, 2005. La noche maravillosa, antología personal, Antares, Libresa, Quito, 2006. Árbol aéreo (lírica, reed. 2013); Temblor de la palabra (antología
                     de lírica), CCE., Quito, 2009. Diccionario Inocente (poesía infantil), Tucán Editores, Guayaquil, 2009.
                     Edinun, 2015. (Edición ampliada) Sinfonía de la ciudad amada, libro-poema, Conesup, Quito  2010; segunda edición
                     ETAPA, Cuenca, 2012; tercera edición El Mercurio, Cuenca, 2014. Cuarta ed. , GAD Municipal , Cuenca, 2016. La oveja distinta y otros cuentos,  Premio "Cesar Dávila Andrade", Ministerio
                     de Cultura, Quito, 2010. Danza de fantasmas (narraciones),
                     Grupo Editorial Norma, Quito, 2011. Segunda edición, ídem, 2013. Tercera, ídem, 2015. Cuarta, ídem,
                     2016. El sueño y la lluvia (novela), Edinun,
                     Quito, 2011. Segunda edición, ídem, 2013. Jardín
                     Prohibido (poesía), Ourense, España, 2012 Damas
                     con unicornio (poesía), La One Hit Wonder Cartonera, edición artesanal, Guayaquil, 2012. La diminuta voz (poesía para niños), Edinun, Quito, 2012. Personal e intransferible (poesía, Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca),
                     2014. Segunda edición, Libresa, 2016. Ángel sin misión (Cuentos escogidos), Casa de la Cultura,  Quito, 2014. Elena,
                     soñadora, Elena (novela) , Edinun, Quito, 2014, Árboles para soñar (novela), Edinun, Quito, 2016. ¡A escena!, cinco piezas teatrales, Libresa, Quito, 2015. Diccionario Inocente, Edinun, Quito, 2015. El Barco Ebrio (Obra de teatro sobre Rimbaud y Verlaine), Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del
                     Azuay, Cuenca, 2015. CCE., Quito, 2016. Penélope/Árbol
                     aéreo (teatro y poesía), Alianza Francesa, Cuenca, 2016. Sombras en el amanecer, (Pieza en torno a César Dávila Andrade y una misteriosa y desconocida
                     mujer), CCE, Cuenca, 2019. Libros de cuentos: Entrañables,
                     Minimalia, La oveja distinta, ediciones para el Plan Lector de Editorial Don  Bosco, 2017. Juegos de Fantasía  & La vida secreta (Cuentos y novela breve), SK Editores,
                     Loja, 2019. Entre dos mundos (Cuentos), Salazar Editores,
                     Quito, 2019. Poemas Cotidianos (Lírica infantil),
                     Salazar Editores, Quito, 2019. 
 Trabajos en Antologías en varios idiomas.Columnista de Diario El Mercurio,
                     Cuenca. 
 |  |  |