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A propósito de Carlos Fuentes "Ceremonia de Palabras", de Adriana Herrera Téllez

Leyendo, interpretando a una escritora mística; Adriana Herrera T. -- "No sé si te lo he dicho", escribe Adriana," pero mi esencia es mística". Ayer, en el libro que estoy leyendo, hallé un párrafo de Rilke sobre las amantes no correspondidas, de una belleza que no puede transcribirse sino repitiéndolo:

"Se lanzan a la persecución de aquel a quien ellas han perdido, pero desde los primeros pasos rebasan al amado, y delante de ellas no queda sino Dios. Su leyenda es la de Byblis que persigue a Caunos; el empuje de su corazón la lleva a recorrer innumerables países siguiendo las huellas de quien amaba, hasta que agota sus fuerzas. Pero era tan poderoso lo que la movía, que cuando se abandona, más allá de su muerte, reaparece convertida en manantial, en vertiginoso manantial".

Pura Alquimia -- Gota a Gota
Science Beakers
exprimiendo el bien y el mal

¡Oh ADRIANA...! ¿ en qué espacio de la gigantesca cadena humana, queda un nanopunto donde poder agregar un eslabón más que rompa la continuidad del tránsito humano por el tiempo?-- Nací bajo la sombra de los poetas malditos; crecí alimentándome con la sangre del corazón de José Asunción Silva; me vigiló eternas noches, un cuervo posado en el marco de la puerta de mi alcoba, y al balcón de mis inquietudes anímicas, llegaron, siguen llegando, "las oscuras golondrinas sus alas a posar'; amé con Alfredo de Musset a una "nîña pálida y rubia llamada Lucía"; fui Lazarillo de Tormes, juguete de Whitman, el "Yo y Tú" de Paul Valerie; me extasié sobre las murallas de mi propio Elsinore, convertido en giralda, expuesto a los vientos de la duda, y vivo y muero y resucito a diario ocupado en infinitos quehaceres manchunos: soy poeta "... un pequeño Dios"

Rimbaud lo dijo, dice Carlos Fuentes: -- en realidad, fue Vicente Huidobro, afirma Adriana, anotando que "Fuentes comete sus errores de tanto en tanto, imposible que no los cometiera-- "el poeta es un pequeño Dios", y agrega: "Es una bella frase e implica que hay un poder de la palabra, pero que ningún escritor se ande creyendo que carece de las debilidades, los odios, las pasiones de todo ser humano" .

La supuesta calidad de deidad que atribuye Rimbaud o Huidobro, a los poetas, aunque mínimizada, asusta y causa miedo de ultrajar al Creador, aunque debe reanimarnos lo imposible de la ascensión. Es que los poetas, (los verdaderos, otro tema por entablar) son concientes de la carencia de cualidades divinas, y son muy humildes, y saben scender a los abismos de su propia defectuosa humanidad. "De no comprender esa defectuosidad", continúa Carlos Fuentes, interpretado por Adriana, "el poeta dejaría de ser un buen escritor. Se encapsularía, se aislaría , como por desgracia ocurre con algunas figuras del poder...". "Por fortuna", concluye el escritor: "muchos de nosotros tenemos esposas que nos ponen los pies en la tierra".

Estamos muy lejos de poseer cualidades divinas; por el contrario, somos humanos y como tales, caemos en el error y la mala interpretación de todo lo dicho y hecho bajo los cielos; --- desde el verbo de Abraham hasta la palabra temblorosa, y obstinación infalible de Juan Pablo, de mantener célibe a su iglesia --- igualmente, como humanos, podemos enderezar todo entuerto cometido por el cuerpo y por la mente ; como verdaderos alquimistas que somos del prodigioso laboratorio de la mente, sabemos que podemos exprimir en ese laboratorio, poetica y literalmente, gota a gota, la mejor esencia de nuestro ser; eso si, bregando arduamente y sin descanso para que no se filtre y contamine la pureza del Ser, su Bien, el veneno congénito del Mal que nos fue endilgado al nacer. Solamente así, podremos alzarnos una y otra vez de nuestros errores e interpretar, una y otra vez, ojalá con definitivo acierto, "La palabra", y alcanzar y mantener la escapadiza luz de la "Verdad" para que alumbre la oscuridad que suele acompañar nuestras meditaciones anímicas. Un ejercicio negado a los dioses, que cuando caen, su propia grandeza les impide levantarse.

¡Oh Cielos! -- Podemos caer y levantarnos y volver a caer, interpretando el diario del hombre -- y tratar como lo sugiere Adriana, de conocer, como Fuentes, "sobre cualquier materia, sobre los temas eternos - Amor, Muerte, Belleza, Dios o libertad-; sobre los que apuntalan nuestra época - Globalización, Iberoamérica, Xenofobia, Urbes, Sociedad Civil-; sobre las figuras que encandilaron su imaginación o su pensamiento - Jesús, Quijote, Velázquez, Wittgenstein, Shakesperare, Kafka, Buñuel, Balzac o Faulkner- ; y a oír su visión moldeada por la historia en los ensayos sobre Política, Revolución, México, o Izquierda; y transitar nuestro pensamiento por el sendero del desplazamiento, favorable al surgimiento de revelaciones, de ideas que trapasan la mirada habitual" .

Así concluye Adriana Herrera su retrato de Fuentes: "También nosotros, devotos lectores, pequeños discípulos que oímos alelados cómo el maestro dictamina: "La metáfora es la encarnación de las cosas del mundo en su parentesco más misterioso, más lejano, pero más cierto", necesitamos recibir libros como "En esto creo" , dispuestos a los aprendizajes que nos deparan, los gozos que nos dejan, y las rutas del pensamiento que nos señalan, sin otorgarles jamás un poder total. Hay que desandar los caminos de nuestra cultura que erigieron a los escritores como los nuevos dioses".

Para finalizar, me atrevo a pensar y creer, que puedo viajar en el tiempo, acercarme a Dios sin pretender ser un "pequeño dios" y sin narcisimo alguno, buscar en EL, refugio y protección de mí mismo; y, aligerar ante su Ser, la pasión y el sufrimiento de ser poeta. Joseph Berolo R.

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