Beatriz Rovegno

Por qué, pues, quieres cabalgar solo
en este viaje deslumbrante?
Ah, muchacho, pícaro polluelo,
¿por qué te fuiste
sin decirme, urpi, pajarito,
que tenías el viaje en ciernes?

Ave Viajera: Poemas para mi Fernando , desde Arequipa, regresando de Iguazu, Argentina, del Sexto Encuentro Internacional Cartaratas el Iguazú, durante el cual, juramentamos a Marcelo Moreyra, de Argentina, como Presidente Internacional del Consejo Americano Todas las Sangres, que hemos formado, y que esperamos formar igualmente en Colombia.  Beatriz Moreno de Rovegno Presidenta del Consejo Nacional Todas las Sangres, Perú.

beatrizrovegno@yahoo.com

TE FUISTE

Mi gemido era largo,
prolongado,
profundo.
Era un terrible quejido
en medio de la noche.

El sol se marchó
y nunca más quiso salir.
Mi vida se escindió
entre el dolor
y la lágrima.

Ya nunca encontré
a nadie
esperando por mí.
Caí y qyedé tirada en
medio de un abismo.

Mi gemido era el balido de la muerte,
tú habías partido sin decirme adiós.
Ahora
busco un rayo de luz
para llegar a ti.


RÉQUIEM

Uno cree en el dolor,
aprendea vivir con él.
La flor más bella
vive entre espinas.
El dolor es por la ausencia física,
porque siento el aroma de tu esencia.


II

Yo, vago producto de la ceniza estelar.
Aquí, tenue materia de la luz de una estrella.
Voy, leve energía de la sinfonía solar.
Te busco, voraz llamarada incandescente y azul.
Te cubro, total encuentro de la unidad eterna.


III

Crepitando avanzan nuestros sueños
galopando entre celajes andinos
a veces lloran con la lluvia
o ríen cara al sol en pleno mar.


IV

Viste pasar la luz frente a tus ojos
y quisiste ser su pasajero.
Te fuiste con la luz y ahora
tú mismo eres luz.

Bajo esa luz tuya
camino evitando las sombras
tratando de alcanzarte
algún día, alguna noche
alguna vez.

Estaremos palpitando juntos
para alumbrar a los que amamos.......
pero esto no me consuela.
El dolor es el mismo.


El Rayo no te trajo

Bajo la caída silenciosa de la lluvia
un rayo parte en dos
la semipenumbra de la tarde.

No puedo creer que no viniste
que no escucharon los Apus mi llamado
acercando tus pasos hasta mi lumbre.

Para abarcar con tus canciones
el único, perfecto abrazo
que logre involucrarnos.


A FERNANDO, EL HOMBRE NUEVO

Aquí, en la ciudad sagrada de los Incas
aprendí que en cualquier esquina
centellea la luz que viene de ti.
Aprendí que el waopi
es el abrazo que te doy
en medio de la noche,
cuando se enciende el día
o cuando la tarde cae
con su cálida luz naranja.

Ven, sube conmigo, cabellos al viento,
sobre el lomo turgente
de este caballo blanco.
Ven, recógeme,
no me dejes,
llévame contigo al infinito.

Por qué, pues, quieres cabalgar solo
en este viaje deslumbrante?
Ah, muchacho, pícaro polluelo,
¿por qué te fuiste
sin decirme, urpi, pajarito,
que tenías el viaje en ciernes?

¿Acaso no habíamos vislumbrado la luz
en la que ahora te elevas?
¡Bien así tú eres!
¡Hijito, ojos de miel,
corazón de pan,
mi muchachito, Hombre Nuevo!

EN LA CIUDAD SAGRADA

Heme aquí, en Qosqo
donde el silencio avasallador
de los Apus
invoca la ternura total
de Wiraqocha,
Dios profundo y unívoco
cuya estela de poder
abraza nuestra voz
pariendo el poema que iluminas.


EN TOLEDO

Toledo es una leyenda
por donde tú puedes caminar
haciendo crujir con tus zapatos
los adoquines pétreos
con que están tapizadas
sus calles antiguas,
preñadas de misterio.

De pronto te paras incrédulo
frente a una ventana ojival
que resplandece
con vidrios azules y amarillos,
la cual alguna vez
soñaste que existía.

Y es allí, exactamente
donde te acuerdas de mí.
¿Por qué?
Porque a la vez que descubres
la ventana de marras,
escuchas la voz incomparable
de Joan Manuel
Serrat pidiendo
"que no se rompa la noche,
por favor, que no se rompa".

Es alguna radio
que alguien hizo funcionar.
Me ves, entonces,
y comprendes que es a mí
a quien buscabas......
alla, en el viejo mundo,
como me buscaste en la India,
en Seattle, Manhattan o Long Island...

Como me buscaste,
sin saberlo,
en Buenos Aires,
Quito, Loja o Bogotá.
Y hasta fuiste a buscarme,
sin cuenta darte,
en Barcelona, Madrid
Austria o Sicilia.

Bien, ya estoy aquí....
¿para qué me necesitas?

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