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De regreso al pasado... en Presente de Amor eterno Estaba mudo ante tanta belleza. [...] Así el cielo, los horizontes, las pampas y las cumbres del Cauca hacen enmudecer a quien los contempla. [...] Antes de ponerse el sol yo había visto blanquear sobre la falda de la montaña la casa de mis padres. Al acercarme a ella contaba con mirada ansiosa los grupos de sauces y naranjos, a través de los cuales vi cruzar poco después las luces que se repartían en las habitaciones. [...] Respiraba al fin aquel olor nunca olvidado del huerto. [...] Las herraduras de mi caballo chispearon sobre el empedrado del patio. [...] A las ocho fuimos al comedor, el cual estaba pintorescamente situado en la parte oriental de la casa. Desde él se veían las crestas desnudas de las montañas sobre el fondo estrellado del cielo. Las auras del desierto pasaban por el jardín, recogiendo aromas, para venir a juguetear con los rosales que nos rodeaban. El viento voluble dejaba oír por instantes el rumor del río. /Jorge Isaacs, María/*****

 

DE VIAJE AL PARAISO

Silvio Vásquez Guzmán

 EFRAIN SIGLO XXI..

Resumen de la Novela.
Los padres de Efraín, quienes abrigaban un vivísimo amor por su sobrina, no podrían olvidar una penosa circunstancia .que señalaba indefectiblemente su destino. Tal como su madre, muerta bastante tiempo atrás. Marta daba muestras de padecer una dolorosa enfermedad. Aquella dolencia, que llevara a la muerte a quienes la padecieran, tarde o temprano, empezaba a notarse en el semblante juvenil de la muchacha. Ningún alivio era suficiente, y aunque el ánimo de los buenos señores se inclinara favorablemente al amor de los muchachos, la posibilidad, casi indudable, de la muerte temprana de María, los obligaba a oponerse.


A pesar de ello, sus acciones no revistieron crueldad o torpeza. Todo lo contrario, el padre llamó a Efraín a su lado y sin mostrar señal alguna de su íntima determinación, lo instó a viajar a la lejana Europa a fin de adelantar estudios superiores de medicina. Aquella solicitud conturbó el ánimo de la enamorada, quien veía con profundo pesar la forzosa distancia que entre los dos pudiera interponerse.

Sin embargo, la voluntad paterna fue determinante y tras una serie de obstáculos y aplazamientos que llenaron de felicidad el corazónde los amantes, Efraín enderezó sus pasos rumbo a Londres. El dolor de los primeros tiempos de separación fue mitigado por las incontables cartas que los muchachos se enviaban.

Muy pronto, Efraín resintió las dilaciones y tardanzas de su amada. Y cuando esta situación más lo mortificaba y ofendía, supo por boca de un amigo recién llegado a Inglaterra, que la joven María había sido postrada por una dolorosa enfermedad que la amenazaba cruelmente y que requería su presencia. Inauditos fueron entonces los dolores de Efraín tratando de encontrar vías inmediatas para su desplazamiento desde Europa.

Las enormes distancias y la lentitud de los transportes se erigía como otras tantas lanzas que mortificaban su corazón. Días y días se sucedían, sin que la añorada patria asomara en el horizonte. Llegaron después tas penalidades de la travesía de ríos y montanas, los accidentes, las lluvias, la crueldad de la naturaleza que inconmovible asistía a los agónicos esfuerzos del enamorado. Cuando ya Efraín consiguió descabalgar en tierras de «El Paraíso» y saludó emocionado a sus padres, por el semblante de aquellos adivinó la verdad: sus esfuerzos fueron vanos.

La amada no pudo aguardar su llegada y con su nombre entre los labios falleció.

 

La desesperación de Efraín lo condujo hasta el pie de la tumba de María, en donde los recuerdos de las alegrías pasadas que la llevaron hasta la postración. Finalmente, incapaz de soportar la vida en medio del maravilloso valle que fuera escenario de su amor y que lo inundaba cada instante con su alud de recuerdos y emociones, Efraín decidió abandonar para siempre la tierra de sus mayores y se adentró en lo desconocido.
El paisaje del Valle del Cauca
El paisaje del Valle del Cauca cubierto por las plantaciones de la dulce caña de azúcar, visto desde la Hacienda, la cercanía de la sierra, los ríos, los árboles frondosos, el clima cálido y agradable y la increíble frescura de su aire hacen que este lugar se vuelve un destino donde el visitante regresa una y otra vez.

 

 


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LEYENDAS ROMÁNTICAS DE COLOMBIA

EFRAÍN Y MARÍA

 


Fue durante mis recientes vacaciones de diciembre del 2010 que visité las hermosas regiones campestres del Valle del Cauca, aquí en Colombia, para disfrutar de sus hermosas planicies tapizadas con cañaduzales que se extienden por kilómetros y kilómetros copando la inmensidad del paisaje.

 

Esta alfombra verde está rasgada por inmensas autopistas de doble calzada que hacen más placentera la expectación de los polícromos contrastes producidos por otros sembrados como los maizales, las blanquecinas motas de los sembrados de algodón, las doradas mazorcas del millo y las rubias espigas de los arrozales. También los trenes cañeros, que intimidan un poco por su magna presencia, contribuyen a darle vida a la majestuosidad de la campiña.

Al llegar al municipio de Cerrito, los viñedos de uva Isabela emparapetados en sus camaretas, contribuyen a gloriar y a enriquecer la visión del panorama. Esta pequeña ciudad tiene un hijo mayor que es el corregimiento de Santa Helena, una localidad cargada de leyendas por las múltiples haciendas que hicieron historia alrededor de los trapiches y el desarrollo tecnológico de los mismos y por yacer en su cementerio los restos mortales de María.

Santa Helena está en la vertiente de una montaña en la cual hay un centro de turismo y esparcimiento llamado Maloca de los Vientos de donde se divisa la grandeza y esplendor del Valle del Cauca. Este estratégico lugar pertenece al Hotel-Resort-El Edén donde estuvimos alojados por una semana.

En Santa Helena se encuentra la Hacienda El Paraíso, eje y piedra angular de la novela LA MARÍA de Jorge Isaacs. Este es un lugar paradisíaco cargado de ensoñaciones, de arboledas y rosales que me hizo, con la complicidad de la mente, sumergirme en la máquina del tiempo para regresar a la época de l867 cuando Efraín y María hicieron de su idilio y su tragedia la más sublime ensoñación de amor. Ubicado en el paisaje y en la época me vestí con la indumentaria casual de ese momento, sin dejar de acompañarme con la escopeta, herramienta indispensable de protección contra las fieras y símbolo de elegancia como cazador y depredador de la fauna circundante; tampoco podía faltarme la bandola, instrumento musical para acompañar las declaraciones amorosas al pie de una ventana.

Vestido como estaba y en el balcón propicio procedí a darles a mi esposa Edith y a mi hija Liliana mi más sentida serenata y a tomar las fotos respectivas antes de reingresar a la máquina del tiempo para volver al futuro del año 2010.

Como prueba de todo lo vivido a través del reingreso al futuro, quedan para nuestro deleite las fotos tomadas ese día de regreso en el tiempo al año 1867. .

Silvio Vásquez Guzmán

 

La  Hacienda

 
Construida entre 1816 y 1828 por Víctor Cabal, ganadero de Buga y ex alcalde de la ciudad de Cali. En 1828, la Hacienda fue comprada por el padre de Jorge Isaacs. En ella se desarrolla la mayor parte de la novela María. En 1953, fue adquirida por el departamento del Valle del Cauca y declarada Monumento Nacional el 30 de diciembre de 1959.

 

Enmarcada por la espléndida geografía del Valle del Cauca, en épocas pasadas floreció la hacienda «El Paraíso». Allí, rodeados por la bondad de sus padres y tíos, crecieron dos jovencitos de nombres Efraín y María, primos hermanos, quienes desde su más tierna infancia se hicieron inseparables compañeros de juego y alegría. Muy pronto, sin embargo, el camino de los dos primos se separó.

Efraín, alcanzada la edad necesaria para emprender una sólida educación, fue enviado por sus padres a la ciudad de Bogotá, en donde, tras seis anos de esfuerzo, consiguió coronar sus estudios de bachillerato.

María, entre tanto, lejana ya las delicias de la infancia, se había convertido en una bellísima muchacha, cuyas dotes y hermosura encandelillaron al recién llegado bachiller.

Ciertamente la sorpresa del muchacho fue compartida. También María se sintió vivamente Impresionada ante las maneras y el porte de su primo, y aquella mutua admiración dio tránsito a un vehemente amor que se apoderó de sus corazones, sin que ellos mismos pudieran comprenderlo o sentirlo.

 

El cariño de los jóvenes progresó dulcificado por las bondades de su medio y muy pronto, a pesar de que ellos quisieron ocultarlo, los ojos de sus mayores recabaron en este mutuo afecto. Entonces, una sombra dolorosa se interpuso entre los dos enamorados.
Las auras del desierto pasaban por el jardín, recogiendo aromas, para venir a juguetear con los rosales que nos rodeaban. El viento voluble dejaba oír por instantes el rumor del río. /Jorge Isaacs, María/

 

 



 

 


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