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 La antorcha está prendida   De confín a confín del orbe  atormentado el eco de la voz de los poetas anuncia auroras, cubre con arpegios de liras tocadas con el alma el infinito de su luz separada de las sombras.   Amanece ya el tiempo de la Vida es mayo con su esplendor de medio día, su luz en amplias dimensiones figurada resplandores lanza hacia el poniente ocaso.   ¡Oh! mi corazón
                     desgaja sentimientos en el azul etéreo, viajero
                     de mañanas es, que agita su velamen de
                     bardo aventurero  por el ancho mar de sus
                     amplias esperanzas.   Temprano va el poeta con orgulloso garbo  por los senderos nuevos de su viejo amaño. Llegada es la hora de afinar la proa, dardo  de oro para lanzar al blanco de los sueños.   
  
                  
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                   Y en el ámbito de paz y amor do creara  el escenario para debutar sonoro, halló el espacio para encender antorchas  con la llama de todos los aedas de la tierra.  
 
 Así
                     brotó la poesía en todas las tertulias donde
                     florecen el amor, la verdad y la nobleza, se albergó
                     en prístinos rincones parnasianos  y
                     tuvo por audiencia el corazón de la realeza.  
 
 El universo entero fue entonces la cuna de
                     las letras Acrópolis moderna en gesta olímpica
                     arropada, en su cumbre ardieron sus inmensas amarguras bajo la llama redentora de su gran jornada.  
 
 El mundo
                     vio pasar la Poesía convertida en llama, y
                     la humanidad que fuese indiferente a su querella, supo
                     entonces que la Vida estaba izada  en lo
                     alto de todos los confines de los cielos.  
 
 
  
                  
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                     Albores de un Nuevo día   Dejad que llegue la estación de las sonrisas con su destello tibio de nuevas alboradas a poblar de luces la existencia y de brisas suaves el rumbo de todos los mañanas.   No olvidéis mirar partir ese ayer que muere en el pálido reflejo de las cosas que trajera ni creer que nada queda de su paso ni sugiere regresar-¡todo queda y nada queda de su era!   Revivid todo lo vivido, nada en vano fue, abrojos quizá- y los recuerdos-el aliento de la llama, el silencio que abrumó la soledad, el vano
                     arrojo de los bríos,
                     el esquivo abrazo de la dicha vana.   ¡Dejad que asome el día y canten las
                     alondras! Que si el ayer
                     fue triste y se llenó de sombras, la Fe, el sueño, la vida, sus retoños, sus ardores, todo ES y habita en este amanecer de amores.   Joseph Berolo  Ave Viajera  copyright 2020    Mayo 23 2020 
                  
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