CONCIERTO DE LA ALBORADA 2015AFILIACIONNações Unidas das Letras



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LA COLECCIONISTA DE BESOS

Un honor analógico en el humor ilógico del castellano

No te recuerdo de una manera clara, tu imagen en mi mente conforma una sombra, un silabeo, un vocablo informal, una elíptica nota a pie de página, un discurso en un papel arrugado que se me extravió en algún lugar. Me llenaste de flores y de adjetivos, tratando de indemnizar lo que en tu semántica te llegaba como afección insatisfecha pero no ausente, porque te percataste de que yo estaba llena de ternura.

¿Hasta cuando yo podía continuar sin leer el texto de tus procedimientos? Te había ignorado en tus gestos, hasta casi el último momento del desenlace de nuestro cuento... Tú deseabas mis interjecciones y mis adverbios de modo, como respuesta a tus complementos circunstanciales... Deseabas que yo te tratara como a un sujeto de género masculino que conoce bien los complementos del predicado, o mejor dicho, deseabas que yo fuera tu predicado donde dejar recaer la acción de tu verbo en activo...

Entonces vino el análisis interpretativo: Apetecías que yo misma abriera la cárcel donde tenía encerrada a una mujer porque te había sido imposible abrir esa puerta. En homenaje a tu reprimido morbo de macho desgastado, envuelto en honorabilidad, te di la bienvenida a mi ventana, mas, solamente te abrí un postigo. Tú y yo adultos... tú y yo deseosos de ser una pareja más, pero semejante a un café exprés, de esos que te aplacan la angustia de un momento; una pareja, de tantas que alegran la vista de los demás en una exótica pista de baile. Total... ¿Qué más da?... Yo estoy sola porque me da la gana... Pero tú, pobrecito tú... ni siquiera sabías ni sabes lo que quieres... nunca aprendiste a disfrutar tu soledad.

Era abierta la estancia de boleros bajo el cielo salpicado. "La luna está hoy como para lobos" -dije mientras dejé que tu brazo me ajustara al bailar- Entonces me hablaste de ella sin parar, que era nuestra, que nos pertenecía. Yo te sonreí, al tiempo que desplegaba mi rostro del tuyo con nuestros ojos frente a frente, en aquella media luz, para decirte que algunas lunas me afectaron mi piel y la volvieron muda. Quisiste dejarme la promesa de producir gritos en mi piel... pero ya la luna también se había robado tus palabras.

En algún punto, cerca del final, nuestras discusiones sobre diversidad dialectal ya formaban parte de la ruta del tiempo pretérito y del espacio cinético... Entonces sin más cabida para foros ni mesas redondas, no hubo lugar para discutir tus encantos y sólo un dialecto quedó... en tu boca raptora y audaz, te dejé la mitad de un beso, de mí beso, porque me dio la gana. Para una primera y única noche nos dimos a conocer demasiado, casi creíste predecir que caería y casi pude sentir el aleteo de Pandora seduciéndome a destapar la caja.

Lo que nunca supiste es que yo sólo soy una coleccionista de besos, que andaba de paso... Colecciono de los más típicos, los más extraños, los más exóticos, los más apasionados, los más alegres y los mas tristes que llenan el vacío de los agujeros negros del firmamento, que marchan al lado de esa luna que esa noche estaba como para lobos.

©SorGalim
Milagros Hernández
Ingeniera de Sueños