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UNILETRAS/BELLA.jpg

Soy agorera de mí misma.
Me nutro de espinas
para hacer de mis torrentes
el gozo eterno de la sabiduría.
Ya no lastiman,
sólo amanecen en el vitral del amo
r.

A Bella...de Ave Viajera--

¿Hacerle el Amor a Dios? ! Oh la entrega atrevida de una Bella! .....Seràn efluvios místicos; cundirá olor a poesía delirante, húmeda de fatigas espaciales, crecerán nidos copulantes en abismos de odiosas castidades; fluirán arrebatos de fuego eterno en lechos de místicos divanes; estallarán volcanes coitales en horizontes de asombros galaxiales--Testigos serán los pálidos arcángeles, al fin ruborizados... ! Qué sino el encuentro de los dioses en eternas orgías orbitales !-- ¿ No es acaso el acto consumado en arcanos infinitos, lujuria celestial, razón de ser del hombre terrenal, privilegio de amar como aman las deidades? Joseph Berolo R.

Colombo mexicana--Bella Clara Ventura como su nombre bien lo indica intenta buscar la luz por medio de la palabra. Novelista, cuentista y poeta, además de productora y directora de cine con múltiples premios internacionales, se repliega en su centro también siendo maestra de yoga y recibiendo invitaciones a diferentespaíses para mostrar su obra y hacer recitales en México, Argentina, Suecia, Uruguay, Brasil, Francia, España, USA, Canadá.,Ecuador, y antologada en varios idiomas y países. Codirectora de un programa radial.

PUBLICACIONES: 5 novelas--ALMAMOCHA 1993. Editorial Oveja Negra--LO QUE LA VIDA QUIERA 1997 Editorial Oveja Negra--ARMANDO FUEGO 1998 Editorial Oveja Negra--EL VIENTO DE LA SOMBRA 2003 editorial Centauro--LA VOZ DE LA PASION 2006 Editorial Oveja Negra

De Amores Humanos y Divinos y Otros Arrebatos

QUIERO HACERLE EL AMOR A DIOS

El Llamado de la Entrega



A riesgo de parecer atrevida,
quiero hacerle el amor a Dios.
Acariciar sus infinitos,

palpar sus humedades anhelo,
penetrar los océanos
al secar sus sudores.
Estar presente en su lecho de sueños
y albergar su corazón en el mío.
Ser luz de sus ojos,
cuando al oído me murmure
que me ama.
Deseo reconocer en su voz
el llamado de la entrega.
Aplaudir con manos y pies en alto,
maroma divina,
la belleza de su geografía,
amplia como el Universo
que me regala cuando suspiro.
Me unjo de sol con
el beso ardiente
de la mejor pasión.

Me deja seca,
desierta
como las arenas mansas
que callan la agonía.
Quiero hacerle el amor a Dios
a riesgo
de ser atrevida.
Mis toques serán de sabios murmullos
y de dulce proximidad
a la Energía
Huésped de un nuevo estado de conciencia donde Dios me hace suya.

DIAS Y NOCHES 

Anhelo caer en la tentación 
de sacarle la esencia, 
de dejar a la intemperie 
su nombre. 
De arrancarle el sonido 
cuando se hace carne. 
Y volver a retomar 
sus palabras en el canto 
de los abedules. 
Reconocer en su lugar de origen 
la presencia de la violencia, 
hermana de sangre. 
Erradicar su contrario 
con la pócima de la sabiduría 
donde gota a gota cae 
el extracto de su brillo. 
Permitir que irrumpa en la escena 
con su traje de gala, 
blanco como las intenciones 
de su estirpe. 
Los aplausos le devolverán el rostro, 
bajo sonrisas en la mirada. 
Y una apariencia de reina con corona, 
sobre el mundo le hará derramar 
su gloria. 
Esa persona se llama Paz 
de apellido Días y Noches 
al despuntar la aurora 
para cruzar el ocaso. 
Renace con las raíces de la victoria 
en el cuerpo de los deseos 
de cada ser que se la vive 
en el lecho de los amantes 
al rojo vivo. 


TINTINEOS 

Regreso con el tintineo 
en el alma. 
Capas de vientos 
rozan el espanto, 
reflejo 
de un yo con arengas en el cuerpo. 
Pide salvación. 
En nubes de chocolate 
Abandona su historia. 
Teje de cristal el tiempo. 
En el ojo 
con un pétalo 
pinta la huerta. 
Enfoca la aventura de nieves perpetuas 
cuando el calendario 
divisa desalojos. 
Soy agorera de mí misma. 
Me nutro de espinas 
para hacer de mis torrentes 
el gozo eterno de la sabiduría. 
Ya no lastiman, 
sólo amanecen en el vitral del amor. 

LOS DESPLAZADOS

Maquillan su tristeza
con una moneda en la mano.
Atienden el claxón
para evitar la muerte en el semáforo.
La oquedad de sus días
se reparte en el abismo
de sus ojeras largas.
Piden.
Saben que trabajo
no hay para la condición de desplazado.

Desde mi rincón observo,
llevan un cartel sobre el pecho
hablando de sus penas...
El desplazado vive a la intemperie,
donde las pieles se hacen manto--
el corazón arruga sus sienes.


LA LOCA DE LA CASA 

Salió de paseo, 
peregrina del silencio. 
Vestía un sastre rojo 
con diadema de perlas sobre la cabeza, 
calzaba zapatos de charol 
con el brillo de las cejas. 
Quiere ventilar sus ideas 
y sacar en claro 
si su locura obedece 
a los misterios 
o simplemente a químicos 
mal distribuidos en su cuerpo. 
Se encontró con un árbol, 
abrazó el tronco, 
sintió su fuerza telúrica 
regarse por su esencia. 
Obedeció a su voz. 
Mecida por las ramas, 
Florece en su conciencia, 
Porque la loca de la casa 
la tiene aunque no parezca. 
Caminó por el parque. 
Regresó a su infancia 
cuando columpiaba ilusiones 
y aprendía a conocer el mundo 
desde las pateadas en el aire 
para impulsar su aliento. 
Comentan a todo vapor 
que la locura está de asueto. 
Y yo, desde el rincón 
de mi propia casa, 
le doy la bienvenida 
en su desnudez completa. 

Mujer de la Calle 


La mujer de la calle es mi amiga. Compra el pan en el mismo supermercado. 
Se desvela por sus hijos, atiende quehaceres y presiones, cancela cuentas de agua, luz y teléfono 
y cumple con las tareas del hogar. 
En su morada habitan tristezas 
como las mías, acosos del inconsciente, lucha por la vida. 
Comparte una copa cuando brinda por su suerte. 
La mujer de la calle sonríe igual que yo. 
Sangre por las venas le corre, 
se enferma, le dan fiebres y dolores de vientre. 
Sus sigilos son diarios, 
las noches eternas. 
Es mi amiga la mujer de la calle. 
Sus vecinos la mortifican. 
No le alcanza el pago. 
Abusan de su cuerpo y el alma jamás descansa. 
Los pecados se le suman. 
Esa mujer y yo somos de carne y hueso, 
de perfumes exóticos, 
de desvíos de timón y de confesiones 
tan íntimas como las que escucha el mar 
al contacto de los sexos. 

Maquilla sortilegios, abanica pesares 
y llora su silencio. 
Se vive en abandono. 

|quién dijo que la mujer de la esquina no hubiera podido ser yo!