Cuatro
Reinos Al principio los dioses crearon todo
lo que existe, lo visible y lo invisible, el cielo y la tierra. Los dioses en el cielo tejieron en grandes telares y con divina destreza
al padre sol y a la madre luna, tejieron también las estrellas y constelaciones con hilos de oro
y plata, los cuales eran enrollados en husos celestes. En la tierra tallaron los montes
y las sabanas adornándolos con apliques de flores y animales de palma de iraca teñida de muchos colores. Trenzaron
los caminos con gran maestría e ingenio los cuales eran bautizados con distintos nombres para diferenciarlos unos de
otros como, el ojo de gallo, el espuelón de pescado, el morrocoi y muchos nombres más como vueltas tiene un
sombrero. Se tejieron los mares y ciénegas azules y en ellos se cocieron con agujas a los grandes monstruos y a los
pequeños peces que con sus vivaces colores llenaban de alegría su inmensidad.Por último y como obra maestra de un calabazo de
totumo se tallo al hombre, trenzando sus cabellos, tejiendo sus sentimientos y todo su ser con la materia prima más
noble y pura que existía, la vida.Después de muchos años de la creación del mundo, en
una aldea india, vivía una princesita zenú llamada Miyo, la cual quería conocer la tierra creada por
los dioses.La princesita tenía los ojos rasgados y negros como negro era su cabello lacio,
cortado en forma de casco con una totuma. Fue un día cualquiera cuando se marchó a un viaje
fantástico por este mundo caribe de sabanas y montes, y así conoció los cuatro reinos mágicos
sobre los cuales se posaba la luz creativa de todo este universo recién nacido.La
princesa llego al primero de los reinos llamado coloso, el cual con sus casas en madera de distintos colores y calados tallados
de flores y estrellas adornaban todo a su alrededor. Este reino era el hogar de los monos aulladores que habitaban en el arroyo
de cristal que pasaba por entre las casas llenándolo todo de los sonidos de la madre tierra. Allí vivían
las trenzadoras de sueños ellas mostraban su destreza con la iraca haciendo realidad los deseos de todas y cada una
de las personas que compraban sus canastos encantados. No muy lejos de allí existía otro reino el reino de Sampues, gobernado
por el gran cacique Sampuit, este lugar poseía grandes palacios hechos de caña flecha los cuales se podían
ver desde todas direcciones, imponentes y altivos estos magníficos palacios gritaban en silencio la grandeza de su
real majestad. En este reino habitaban los trenzadores de la sabiduría, ellos hacían sombreros tan hermosos
que quien los usaba adquiría la sabiduría milenaria de los dioses Zenú, asegurándose así
la preservación de su cultura e historia por los siglos de los siglos.Adentrándose y siguiendo el camino del ojo de gallo,
la princesa Miyo encontró el colorido reino de Morroa, lugar hermoso lleno de música de pito atravesao cuyas
melodías se escuchan en toda la sabana, en este lugar vivía la reina Macorina ella era muy
famosa por que tenía el secreto de la fertilidad. Y un día la princesa Miyo se preguntó, ¿cómo
es esto posible, Como una persona puede tener el secreto de la fertilidad? Pues si la reina Macorina lo tenía y lo
poseía en sus propias manos, al tejer en su telar bendito regalo de los propios dioses después de crear los
cielos. Ella en ese telar tejía capullos de colores tantos y tan bellos que el mismo arcoíris sentía
envidia de ellos, y al dormir las parejas en los capullos tenían descendencia infinita, la que sirvió para llenar
el mundo.Por
último ante la princesa aparece el reino de Galeras, lugar de tierra roja como la sangre pero hermosa como el rubí
de esa misma tierra cobriza nace el árbol del Totumo de donde los dioses tallaron a los primeros hombres y esos mismos
hombres al pasar de los años aprendieron el divino arte de tallado y de sus manos crearon los tazones sagrados, quien
bebía y comía de estos tazones hermosamente labrados, tenía salud de por vida. Es por eso que la gente
de ese lugar era longeva y tenían tanto tiempo libre que pasaban gran parte de su vida jugando a los cuadros vivos,
inmóviles adornando de belleza sin igual sus coloradas calles.Esta es mis amigos una parte de la historia de la creación
del mundo, de mi mundo, de nuestro mundo llamado Sucre, lleno de belleza sin igual como dice una melodía, melodía
que todos sabemos pero no vivimos. Y también es la historia de una princesa zenú llamada Miyo, que quiso
conocer el mundo y cuatro de sus Reinos mágicos los cuales todos los días sin excepción nos esperan para
llevarnos a un viaje de color, cultura, historia y tradición. Julio Alejandro Verbel Anachury.