(Obra fotográfica de la Colección "Canto a la Naturaleza" que el lector podrá ver en: www.jpellicer.com
En mi descuido brota la
inocencia que
me traslada a crueles e inhóspitos campos donde se pierden lágrimas hijas del horror. Con pinceles de muerte pintadas van quedando mudas y esparcidas
por los surcos de
la vida que ya no importa, ya no buscan ni esperan caricias ni consuelos ni palabra de aliento ni mirada de ternura, pintadas de muerte, equivocadas,
bajan por los surcos necesitando
olvidar su hoy... -¡maldito recuerdo!- que para tantos ya es ayer. Lágrimas que sin saberlo ya son libres, que en su pena ríos de
esperanzas dejando fueron, que hicieron justicia de sus silencios y de su vida miserable el más bello de los cantos que el día recién
esclarecido jamás escuchó. Muriendo por la vida y viviendo por la muerte son las lágrimas inocentes, todas, las que arrancan en este hoy
triste una palabra... ¡Basta! Son las lágrimas inocentes, todas, las que haciéndose palabras buscan tu boca
para decir... ¡Basta!
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