BLASFEMIA LÍRICA
Perdonaste señor, a los judíos,
Y también a los míticos traidores;
Ta place bendecir los pecadores
Y comprender a los que son impíos.
Ya no pretendo sublimar
desvíos
Mientras tenga tu paz, negros clamores;
Comprendo que tus gélidos
amores
Refractan todos los caprichos míos.
Contigo
mi señor, arpa sin tono,
No busco placidez, ni te perdono
Poique nunca tu
faz me la ofreciste.
Sobre todo Jesús, porque tu cielo,
Que
no sirve de paz, ni de consuelo,
Siempre lo veo demasiado triste.
EL LOCO
Le llamaron el loco, muchas veces,
Y
en muchas veces resistió la ofensa;
Decía que su paz, era defensa
Para
tantas y tantas lobregueces.
Cierta vez se nos puso pensativo
Frente
a tal remoquete pernicioso,
Y huyó para su finca de reposo
Con cierto pensamiento
imperativo.
Pasó feliz, oyendo los turpiales,
Pero
al mirar los árboles frutales
Un mango deleitable quiso ser,
Se trepó sobre el árbol deseado,
Después dijo al quedarse concentrado,
Ya estoy maduro... y se dejó caer.
FRANCISCO DE ASIS
Su
nombre sabe a pan, y en el empieza
El trino que desviste la mañana,
O el
rubor que salpica la manzana,
O el parral que columpia la tristeza.
Tiene tanto de infancia su pureza,
Tanto de sol su gloria soberana,
Que
la luz en racimos se desgrana
Frutecida a los pies de su grandeza.
El arco iris de su amor sublime
Vierte un ramo de alondras que redime
La
recóndita cruz del poverelo.
Y el corazón, lucero del arcano,
Le palpitó en el cuenco de la mano
Y hoy no le cabe en la mitad del cielo.
APETECIBLES
Año 1.960
Tú me das de tu amor sin diluirte,
Y
uno del otro, plenos de bondad;
Ya sabemos sufrir con igualdad
Aunque ignores la
forma de sentirte.
Muchas veces pretendo bendecirte
Por
no seguir en pos de vanidad,
Como si en esa forma de humildad
Pudiera en mis adentros
confundirte.
El amor es la cruz de los arrullos
Donde
se crucifican los capullos
Para luego quererse redimir.
Y
en la hondura sin fondo de lo humano
Llora sin llanto el corazón pagano
Y
otras veces se muere sin morir.
TERNURA
AÑO
1.980
Pienso en tu piel, y en tanta curvatura
Y en los
cálidos besos de cereza
Desnudando el sabor de la pureza
Bajo el hondo fluir
de la dulzura.
Quizás no he visto abnegación más pura
Sublimando el amor con tal nobleza,
Que a la venus le presta su belleza
Y
a la misma belleza su ternura.
Admiro ese color de tu mirada,
Y
el lila en tu sonrisa evanescente,
Y el hechizo en tu faz peninsulada.
Además, esos ojos imperiales
Me penetraron tan certeramente,
Que
fueron dos flechazos boreales.
ARMONÍA
Año 1.954
Al fin se despertó lo que dormía
Bajo la tempestad de tus quimeras...
Al fin ese soñar de lo que esperas
Se guarnece de luz y de armonía.
Al fin se maduró
tu fantasía
Con temblor de palomas mensajeras...
Sabe tu voz a músicas
viajeras,
Y a racimos... y a miel... y a poesía;
Y
a rumores de mar que reverencio
Mientras llegan los cisnes de mi sueño
Junto
a tus pasos que soñé en silencio.
Armonía eres tú
cuando adivinas
Pulsar el trino que viajó sin dueño
Por la cruz de
mis ansias peregrinas.
A continuación les quiero compartir algunos
de los (55) cincuenta y cinco sonetos que le escribí a mi gran ídolo en la poesía, Porfirio Barba Jacob.
PENUMBRAS
Dile
a tu corazón que te permita
Diluir los desiertos de la espera;
Que te cambie
tu núbil primavera
Por el triunfo que nunca se marchita.
Dile
al alma que vive tan cerquita
Que desnude tu sombra campanera,
Que tu férida
mente de quimera
Te de nimbos de frágil margarita.
Dile
a tus rimas que tu ser de averno
Se torne joven y a la vez eterno
Para embriagar
el cielo que te nombra.
Dile al dolor que apague su locura,
Aunque
pase de cerca tu pavura
Y nos deje un poema entre la sombra.
PRIMAVERAL
Me sabe a plenilunio tu sonrisa
Y
a trinar tu alegría desolada;
Me sabe a lejanía continuada
Tu corazón
que se meció en la brisa.
Me sabe a primavera la imprecisa
Soledad
de tu muerte perpetuada;
Me sabe a florescencia fustigada
Tus dominios de sombra
y de ceniza.
Me sabe a ritmo tu canción que adoro
Y
a cruz azul en el confín de un lirio
Tu sol febril luzbelizando el oro.
Es un trasluz lo que con paz presencio,
Aunque la gloria rompa
mi martirio
Santiguando el rosal de tu silencio.
POETA
EN ARMONÍA
Estás en armonía con el cielo,
En
dulce comunión con la alturas,
En arrullo sutil con las dulzuras
Y en un
vuelo de paz con el consuelo.
Llegaste al reino que se queda niño,
Al edén alquimista del futuro,
Al ámbito sin fin para lo puro
Y
al universo del mejor cariño.
Ya tienes el almíbar, la pureza,
La placidez de de luz con la belleza
De tu canción que floreció en la rosa.
Ya sientes el amor de los amores,
Un trigal desgranando ruiseñores
Y un retorno a tu granja luminosa.
DIOS Y PORFIRIO
Ayúdame, señor... padre constante;
Me siento solo en ritmo de silencio,
Sin embargo, señor, te reverencio
Aunque apenas me mires un instante.
Yo quiero a los humildes que me rezan,
a los pobres que buscan mi alegría,
los que ignoran la infiel hipocresía
y en pos de mi bondad se desperezan.
Estoy febril, soy un poeta triste...
Y si de pronto mi piedad
resiste
Yo te puedo rezar una oración.
Te ganaste
mi amor con ese anhelo...
Te voy a dar la plenitud del cielo
Y te ofrezco, también
mi corazón.
ARCANIDAD
En la mitad de un ritmo con olvido...
Y en el gris de la tarde renegada,
Un
arcángel con alma subyugada
Se robó tu sosiego florecido.
Se volvió tu rosal, rezo de arcano...
y en u sombra con giros de velero,
se sintió tu arrebato caminero
con los deseos de ofrecer la mano.
Volvieron a gemir tus ilusiones...
Y al no seguir con hondas tentaciones,
Se
fue creciendo tu incurable tos.
Tembló en tu pecho un corazón
de santo...
Y en la turbia mitad de tu quebranto,
Casi no admites la bondad de Dios.