Él, en su lucha diaria para sobrevivir en medio del caos del progreso, ha dedicado su vida entera a trazar
derroteros de vida a través de la poesía; con ella ha incursionado en la problemática social sin dejarse
llevar por la protesta ciega, destructiva e intrascendente, pero con un sentimiento timorato, premonitorio y a la vez comprensivo
hacia Dios, cuando dice: "Vengo desde la fiesta del palacio/ y en las afueras, con semblante lacio,/ sin calzado , sin
pan, sin medicina, /recordando la dulce golosina/los niños pobres ni siquiera mueren,/ y no ríen... ni juegan...
ni se quieren...!" "Y no es odio de Dios...pero el futuro /tendrá torrentes de un carmín oscuro."
En este poema el poeta trajina por todos los vericuetos de la problemática social y de la vida cotidiana e insiste
en involucrar al Creador, cuando con desgarros del alma termina su poema diciendo: "Vengo desde un hogar y en los hogares/ya
no existe la paz de los altares,/ ni beatitud, ni dicha, ni reposo;/ por eso Dios con alma de coloso,/ rebeldemente al desnudar
su sueño,/ se marchó de su hogar cuando pequeño."
A Luis Flórez Berrío se le conoce en Medellín, desde hace más de cincuenta años
como El Poeta de la Paz por su famoso poema La Paz Cansada, el cual, a pesar de su escepticismo, por considerarla, desde los
pliegues más profundos de su estructura como inviable, maltrecha y enfermiza, fue galardonado en el año 2004,
cuando le celebraron, al poema, sus Bodas de Oro en El Paraninfo de la Universidad de Antioquia.
El poeta insiste en su tema de la paz y ha escrito La Paz Rebelde, La paz del Cielo,
Semblanza de la Paz, Presencia de la Paz, La Paz de Dios, La Paz del Mundo, Las paz Profunda, La Paz Humilde, La Paz Metafísica
y él sigue con la paz recorriendo caminos y vericuetos de estados alotrópicos hasta lograr un guarismo de más
de 50 poemas.
El Maestro Luis Flórez no es un poeta
que se haya guardado para sí sus profundos conocimientos de la preceptiva literaria, no; decenas de poetas que existen
en Medellín han sido sus alumnos, en aulas, en mesas de cafés, de restaurantes, de salones de te o en su oficina
permanente, que es un banco de la carrera Junín en la ciudad de Medellín, donde oficia a diario el sacrificio
de su cordero espiritual de asceta redimido a donde acuden rigurosamente sus alumnos, sus amigos y sus admiradores.
Luis Flórez es un apóstol de la poesía, para quien
no hay barreras que lo atajen, no hay frenos que lo detengan, no hay circunstancias que lo limiten, no hay penurias que lo
arredren, pues el Maestro, como lo llaman sus alumnos y amigos, para poder sobrevivir se ha convertido en un torero que le
lanza estocadas al silencio para lograr mendrugos de esperanza.
No contento con el caletre agudizado de su numen parnasiano se ha dedicado a idear formas para enriquecer la lírica
universal y es así, como enseña a sus alumnos a escribir sonetos que se lean tanto de arriba para abajo como
de abajo para arriba, a escribir versos evitando las sinalefas, a ubicar los hemistiquios en el sitio más apropiado
para lograr la mejor musicalidad del verso. Como ejemplo le muestra a sus alumnos, cómo con un poema de 16 versos sin
sinalefas y 32 rimas se puede elaborar a manera de crucigrama un cuadro que, según la forma de leerlo lo convierte
en 75 poesías.
Es pues, sin lugar a dudas un maestro
de maestros en el arte de versificar, que no se queda en la ortodoxia de la preceptiva, sino que domina también el
verso libre, donde insiste que para éste no basta el sentimiento, la libertad en la expresión o la subjetividad
del pensamiento, como creen algunos, pues, el poema tiene que tener además de sentimiento, ritmo cadencia y suavidad.Para
Flórez Berrío el arte es su vida; él no solamente es un poeta que "sabe que sus cálidos silencios
necesitan la luz de los crepúsculos " realmente no, porque él es un artista integral; ha publicado novelas
y cuentos, ha hecho y escrito obras de teatro y en sus escasos momentos de ocio, paleta y pincel en mano, como lo hace un
pintor ensimismado, le roba su tristeza a las estrellas, columpia las saudades de sus sueños en hamacas de trinos e
imagina borrascas desatando caminos y al desastre lo trata con luz multicolor.
Por todo lo anterior y por todo lo que falta por decir, habida cuenta que me haría interminable en enunciar
los valores intrínsecos de este personaje como poeta, como escritor, como pintor pero muy especial como persona y como
hombre, la Junta Directiva de Algo por Colombia delegó en mí el inmenso honor de imponer el Lauro de Oro al
Maestro Luis Flórez Berrío.