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Andra Gabriela Prodea Rumania.Estudiante Universitaria. Poliglota, dedicada a superar sus debilidades físicas en constante entrega a la literatura que le permite hallar respuesta y soluciones a sus intensos conflictos emocionales. Miembro de Semillas de Juventud Siglo XXI lo es también de numerosas instituciones culturales . Ha sido distinguida con diversas menciones y nominaciones por su rica y abundante obra.Visite a continuación su pagina web de valioso contenido digno de ser leído y comentado.

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El significado de la vida nuestra - o resbalando de metáfora en metáfora a la hora de indagar en el tema
Por Andra Gabriela Prodea


"Cada vez que encuentro el significado de la vida lo cambian". Este desgarrador y muy sobresaliente lema/eslogan perteneciente al prolífico pensador Daniel Klein está dando mucho de qué hablar en las circunstancias actuales, pues salta a la vista el hecho de que paradójicamente, el sentido de nuestra tumultuosa existencia es muy escurridizo, prácticamente se te escapa de las manos como si fuera una barra de jabón y luego, cuando te dispones a reencontrarlo, no lo ubicas más, es como si se fuera desvaneciendo entre las tinieblas, y su búsqueda es reductible a desgastarse uno mismo, intentando cubrir un amplio perímetro existencial, metafóricamente hablando, con tal de hallar al menos un fragmento que pudiera servir para volver a armar el tan deslizable rompecabezas del sentido de la vida.

Lo que sucede es que el mero significado de nuestra vida se ha vuelto tan arisco y esquivo (en el sentido figurado de la palabra) al intentar frenarle la velocidad con la que tan a menudo cambia, ¡y ojo!, no para bien. Es como si fuera un potro desbocado, vertiginosamente incontrolable, cambiando de rumbo cada vez que se le da la gana, y una vez calentando sus motores, se dirige siempre hacia el rumbo equivocado, por más que nosotros nos empeñemos en mostrarle el trayecto acertado que debería estar recorriendO; pero ante su rechazo descabellado y fulminante de seguir nuestro consejo beneficioso al pie de la letra, se sale de todos los esquemas convencionales y nos trastorna de una manera impensable el simple hecho de no poder lidiar con este sentido berrinchudo de nuestro existir, en todos los aspectos que hayamos podido alguna vez contemplar.

Tal parece que no fuera "nuestro" sentido existencial, que no tuviéramos ningún tipo de derecho sobre él, que no fuera de nuestra incumbencia. Tal parece que fuera ajeno a como nos lo esbozamos en la mente y justo por eso nos cuesta tanto trabajo verle el lado amable, descifrarle poquito a poco sus "buenos modales", sus altibajos, lo excéntrico y lo rimbombante de su arquitectura ontológica, las respuestas a tantas preguntas-clave que nos atormentan a diario y no les hallamos ni pies, ni cabeza, cuando lo único con lo que nos ha ido acostumbrando es lo inminente de su naturaleza, el hecho de salir corriendo al descubrir cuán veloces resultan ser sus flechas avasalladoras que nos indican y advierten de que todo lo que tiene que ver con la existencia humana es perecedero.

O sea que esto también implica que el significado de nuestra existencia cambie tan a la ligera, justamente cuando pensamos haberle hallado su guarida, su más íntimo escondite, su talón de Aquiles, su modus operandi, su más sutil palpitar. Y después, sin previo aviso, nos lo cambian, nos lo canjean por un sentido existencial muy lejano a nuestras aspiraciones, hasta contrario a todo aquello que esperábamos, o que pretendíamos alcanzar. Y cuando se desarrolla el tan sorprendente trueque, lo primero que notamos y percibimos con facilidad es que literalmente nos han tomado el pelo, nos han timado, nos han estafado de la manera más chueca, porque lo que nos han dado a cambio no tiene ni el menor parecido a un sentido de vida que nos convenga, que esté a nuestro favor, que nos permita sencillamente "acudir a un acuerdo" con nuestro existir, para que entre tantas vivencias ajetreadas y repletas de emociones al rojo vivo, podamos también descansar nuestro espíritu, nuestras almas, y no llenarnos hasta el tope de disgustos, de atropellos constantes hacia el ser humano.

¿Por qué, en lugar de caer rendidos en el improvisado "campo de batalla" de los que cambian el sentido de nuestro diario existir a punta de malas jugadas, dejándonos completamente a la deriva, ensordeciendo, enmudeciendo, encegueciendo ante las fulminantemente atroces jugarretas e incontables vilezas por parte de aquellos que "manejan" sin pestañear, a toda velocidad, las cuerdas de nuestro vivir, no podríamos mejor llegar con una pincelada de palpitantes emociones según vayamos iluminando nuevo trayecto de cosas que nos aporten luz, calidez humana, cerrando el cerco de las fechorías de los que una vez nos pusieron candado a nuestra felicidad?

Ya todos conocemos a la perfección cómo funciona esta vaina, que una vez hayamos dado con el paradero de nuestro sentido existencial, éste tiene fecha de caducidad, y no podemos impedirlo, no nos compite eso, pero lo que sí podemos rescatar es el siguiente asunto: el habernos enfrentado cara a cara con los que pretenden a toda costa cambiarnos el paisaje entrañablemente genuino de nuestro cotidiano existir con uno en el cual prevalezcan de antemano el color rojizo caoba, las puñaladas escalofriantes, proporcionadas gota a gota a los "pasajeros" que se rehúsan imperativamente a caminar por un sendero que no pertenece al guión original, nos ofrece cierta ventaja de tomarles la delantera a quienes se propongan hacernos la vida de cuadritos y disponer de nuestro sentido existencial a sus anchas.

Es verdad que los "verdugos" están en mayoría de condiciones, pero nosotros tenemos todas las de ganar, puesto que nos sabemos de memoria su manera de actuar, la dinámica de sus avasallamientos y qué tan extenso es el ángulo de su puntería, metafóricamente hablando.

Entonces ya es cuestión de agudizar bien la vista, y enfocarnos de lleno en esos pormenores en los cuales no reparábamos antes, pero que no son tan insignificantes como pensábamos a la hora de comprometernos a recobrar el sentido de nuestra vida, que es más nuestro que de nadie más, y siendo tan categóricamente nuestro, nos respaldan todas las leyes posibles para que le pongamos punto final a esta asechanza, a esta emboscada que nos tiene tan en ascuas. Pero al apostar por NUESTRO sentido existencial, apostamos sin lugar a duda por un porvenir mejor, despidiéndonos de las nubes amenazantes y embriagándonos del sabor genuinamente deleitoso del cual está recubierto el significado de nuestro existir.

En el ojo del huracán y de las infinitas riñas de índole religiosa

 

 
Como ya lo podemos comprobar, el tema de la religión puede llegar a desatar conflictos que abarcan olas tras olas de violencia en pleno auge que, al ser llevados al extremo, tal como es la situación actual, acaban con la vida de personas inocentes, haciendo de esto una carnicería imparable que al acrecentarse y propagarse con la velocidad de la luz, lo único que hace es crear una situación enteramente morbosa tanto para los perpetradores de la masacre, como también para los periodistas ávidos de colgar en las redes imágenes sin tapujo de los cuerpos sin vida que al no ser identificados por sus familiares, terminan por ser arrojados a las fosas comunes, cosa que provoca sin querer la ira de los pocos que no están de acuerdo con esta matanza innecesaria. Fusilan a tanta gente que nada tiene que ver con lo voraz que se ha convertido esta guerra meramente ideológica, de índole religiosa, que hasta parece que estuviéramos presenciando el masacre más vitriólico después del Holocausto, si nos ponemos a pensar en lo viles que son los terroristas que siembran dolor y tormento a través de sus fechorías que no tienen ningún vínculo con la religión en su verdadera faceta de unir y juntar almas, no ocasionar desgracias de esta magnitud que pasan por encima de la dignidad humana.
 
Todo lo maquiavélico que muestran estos "hermanos" partidarios del terrorismo, que es mejor conocido como la cultura de la violencia extrema y radical, tiene pinta de una maldad y villanía sin fronteras, yendo tan lejos al cobrar tantas vidas inocentes, que lo que alegan en su supuesta defensa no tiene ni pies, ni cabeza. Estos fulanos lo que hacen, aparte de cometer actos de una perversidad atroz en contra de cualquier concepto moral, es difundir por medio de sus vilezas que se funden en una crueldad digna de un salvajismo despiadado, un mensaje global equivocado y erróneo en su quintaesencia. Ellos sencillamente no saben diferenciar entre lo bueno que brinda una religión y el tomarse con alevosía el derecho de manchar de sangre los preceptos tolerantes y fraternales de la religión para luego convertirlos en una avalancha tempestuosa de aflicción en su estado puro.
Hay gente de sobra que tienden a pensar, a estas alturas de la situación, (tras ser testigos de lo que sucede en este mismo instante en el Medio Oriente, donde están masacrando un pueblo entero porque "así lo exige la religión", o alegando miserablemente que esto llegará hasta donde lo quiera la entidad suprema de la cuales son "devotos" estos sujetos ajenos a la misericordia o a cualquier sentimiento que les nazca del alma, pues simplemente tienen el alma marchita y envenenada de odio) que talvez las personas non-religiosas son más tolerantes e incapaces de ir a los extremos que aquellas que se jactan de ser sumamente religiosas al pie de la letra, pero la mera verdad es que no es para nada obligatorio, ni es un criterio indispensable ser non-religioso en esencia para no resbalar en la trampa de la malicia y las canalladas más impensables, sino vivir en una democracia, dentro de los límites de un estado encumbradamente democrático, conocer bien las leyes, normas o prácticas admitidas tácitamente, respetar las opiniones del otro, aunque no correspondan por entero con las tuyas, ser tolerante, abierto al diálogo, tomar en cuenta la carta de los derechos humanos y los principios de la libertad. John Stuart Mill, en su libro ¨Sobre la libertad¨ alega que la libertad de uno no es absoluta, sino limitada hasta el punto donde comienza a regirse la libertad del otro. Ante estas circunstancias, la religión se vuelve un asunto aún más polémico, pues hay mucha gente que no sabe hasta dónde tiene permitido llegar con sus creencias, y de esta manera se crea una confusión que puede ocasionar serios percances a los otros. Stuart Mill asegura firmemente que "sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu ,el individuo es soberano". ¿Pero qué pasa cuando el individuo no entiende que hay ciertas normas que cumplir en una sociedad democrática y se deja arrebatar por sus instintos más bajos?
 
Muy a pesar de que los filósofos modernos se han esforzado mucho en demostrar que la esencia del ser humano no es la violencia, los hechos hablan por si solos. La violencia se adueña del individuo, sin importar el grado de fé o su laicidad. La violencia tiene otros resortes, otras causas en las que no figuran solamente las de orden religioso. Pero esto acontece únicamente en las colectividades subordinadas, dominadas por el principio del estado democrático. Para que la violencia no llegue a daños mayores, hay que respetar "la soberanía de la ley", como pensaría el prolífico pensador alemán Friedrich Hayek. Para Mircea Eliade, gran filósofo rumano e historiador de las religiones, "el siglo XXI sería enteramente religioso o no sería para nada". Mario Benedetti se lanzó atrevidamente a manifestar su incisiva convicción, conforme a la cual "las religiones no salvan, son apenas un contratiempo".
Hay también quienes alegan que los valores morales cambian tan a menudo, por lo cual dentro de la sociedad comienza a proliferar un sinnúmero de facciones y grupos religiosos que esparcen sus pensamientos místicos por doquier y aceptan dentro de estas dogmáticas y tendenciosas sectas a cuanto devoto quiera presumir de adentrarse en las entrañas de lo "sagrado" para después meterse a predicar con la palabra de su Dios, volviéndose cada vez más hermético el asunto del fanatismo religioso, y menos transparentes los procedimientos por los que pasan los así nombrados "fieles" hasta que se vuelvan tan fervorosamente radicales e indoctrinados hasta la médula, como para tener las agallas suficientes de malinterpretar los libros sagrados, sean los que fueren, y con la sangre hirviéndoles en las venas, sujetar rifles de alta precisión para comenzar un itinerario totalmente alocado de cazar a sus prójimos, ya que esto les fue inculcado por los supuestos pastores y guías espirituales, cuyo afán de ver manchas de sangre alrededor es realmente difícil de procesar por los seres humanos racionales. Estamos colocados delante del relativismo moral: ya no tenemos un principio universal que nos guíe en nuestras acciones de día a día, y los valores morales cambian con el progreso de la sociedad, luego aparecen nuevos valores ligados a las nuevas realidades socioculturales, tecnológicas, científicas etc. Aquí es donde surge un nuevo dilema: si tuviéramos que juzgar a los demás por sus hechos, ¿los juzgaríamos a través de nuestros valores o a través de los suyos? Sería indicado mantenernos al margen de este asunto tan peculiar, y dejar todo en manos de la justicia humana que está en la obligación de aplicar la sentencia más apropiada, según manda el código civil o penal de cada estado. Fuera de los confines de la ley, los hechos del individuo no pueden ser juzgados por los demás, sino solamente analizados o debatidos, porque entonces se estaría tomando la justicia en sus propias manos, y las consecuencias serían las que estamos presenciando justamente en estos momentos.
 
Un montón de gente alrededor del planeta se pregunta si en un futuro reconciliado con el factor divino, es posible arreglar un mundo en el cual la paz y la justicia sean los baluartes. Eso también tiene que ver con la impetuosidad que desata la religión sobre los demás. La libertad de la religión y de la fe es parte orgánica de las leyes fundamentales que sellan la existencia del estado democrático. Cada individuo es libre de decidir si es persona religiosa o no, a cuál religión dedica su propia vida, qué culto quiere practicar, sin ningún tipo de influencia exterior.
Se han estado esparciendo rumores que afirman que los estados-nación tienen algo que ver con las violencias cometidas en nombre de la religión. Todas las fechorías cometidas en nombre de la religión no tienen absolutamente nada que ver con la existencia del estado-nación en si. La historia misma se encarga de demostrarnos que casi no ha habido casos de estados-nación dominados por una sola religión, cosa que no desató conflictos, ni mucho menos crímenes de los más atroces que se hayan podido contemplar. Pero lo cierto es que más de una vez, la religión fue empleada de una manera pésima por el factor político para lograr ciertas metas y objetivos.

La pregunta-clave que nos resta por hacer es la siguiente: ¿Por qué los estados con regímenes teocráticos no pueden convertirse en estados democráticos? ¿por qué hoy en día los estados islámicos han llegado a ser el blanco de todo debate (peyorativamente hablando), hasta el punto de ser condenados o atrevidamente difamados? La respuesta es tremendamente sencilla: sin lugar a dudas, el denominador común de estos estados, el cual ejerce máximo control sobre ellos y los tiene enganchados, por lo general es la religión y además, están bajo la vigilancia constante de los clérigos, y no sirven a los intereses colectivos. Y esto obviamente tiene un sostén político- la intención de que los clérigos permanezcan en sus puestos, bien amparados por la religión, sostenidos por los recursos naturales que tienen bajo su supervisión permanente y por la falta de instrucción elemental de los que están bajo su mando. Es muy fácil manipular a alguien cuya única falta es la ignorancia en la que vive sumergido. Ninguna religión nos invita a la violencia.
Es cuestión de fanatismo religioso, valga la redundancia, por parte de algunos cuyo único propósito es aprovecharse de la ignorancia de los demás que desconocen completamente el significado verdadero del concepto básico de la religión que siguen como borregos cegados por el respeto que manifiestan hacia los lideres espirituales que les dieron un aprendizaje erróneo del libro sagrado, a petición de quienes están dispuestos a lanzarse por su propia cuenta en esa maraña de sentimientos contrarios a la razón, llenos del rencor más apabullante, aun a sabiendas de que tendrán que desempeñar el papel de verdugo en la relación con sus prójimos, hacia los cuales no mostraran ni el menor ápice de compasión al degollarlos vivos, erráticamente movidos por el supuesto amor al Dios al cual están mal-adoctrinados.
 
Para concluir, pero sin agotar ni siquiera la cuarta parte de este debate que nos enchina la piel literalmente, pienso yo que nos gustaría a todos imaginarnos al menos que la humanidad en su mejor versión sería capaz de cambiar para bien, de llegar a un consenso ético. Todos albergamos la esperanza de ser gobernados por un código moral que sea el mismo para todos, que no haya ni la menor duda mortificante de que si la religión nos podría llevar alguna vez a cometer actos impuros en nombre de ella. Que todo lo malo y lo sangriento que estamos atravesando ahora nos sirva de ejemplo en un futuro próximo para que no se derrame ni una sola gota más de rojo carmín, y lo principal se enfocaría en varios aspectos, uno destacaría por ponerle candados de manera categórica a las fábricas que suministran a larga escala piezas de armamento pesado y municiones a los pueblos vulnerables a los conflictos de índole religiosa, ya que el individuo poseedor de armas se cree invencible cuando carga un rifle de alta precisión, pero al quitarle los "juguetes militares", es uno más en el montón, uno común y corriente, otro ĺcaro que acabó con las alas cortadas por su ego inflado hasta las narices. Pero para cumplir nuestro mayor anhelo es necesaria la unidad entre los seres humanos, para que de esta forma respeten los valores morales universales que son parte intrínseca de nuestra formación. La religión podría llegar a unir a los individuos, si todos creyéramos en Dios (sin contar cómo se le llama en diferentes libros sagrados) y valoráramos más la vida, que es sagrada y absolutamente nadie tiene el derecho de arrebatarla en nombre de nuestro Señor. Un mundo que no cree en la justicia superior a nuestro entendimiento es un mundo anárquico, donde lo que impera es el caos absoluto y las personas no le tienen miedo a nada y a nadie y por esa misma razón se vuelven peligrosas a más no poder. Tiene que haber un cierto equilibrio en la relación religión-feligrés para que ésta no conduzca a daños mayores, como ya lo hemos podido patentizar. Hay quienes profesan una fé ciega en el líder que se encarga de esparcir los principios básicos de cierta religión. La fé ciega es siempre un mal consejero, y de ahí a cometer actos impuros en nombre de la religión no queda más que un solo paso. La religión se vuelve de esta manera un instrumento de armas tomar, para el control de las masas, cosa que conlleva a nada bueno. Si nos dejamos enceguecer por la ideología que cultivan ciertos líderes, entonces vamos a contracorriente y nos alejamos del buen camino.

 

Difícil es vivir rodeado de quienes ponen en tela de juicio su propia procedencia de índole divina

 


Para nada nos resulta extraño el hecho de que las generaciones desubicadas de hoy en día no se tomen a pecho la existencia misma y la mayoría de las cosas apabullantes que ocurren cada jornada, debido a que, las versiones apocalípticas que surgen alrededor de todo lo angustioso que brota a raíz de nuestra falta de consciencia, apuntan a un serio desbalance entre lo mundano y lo divino.
 
Es decir, nos tiene al borde del paroxismo un miedo (que se nos ha ido fomentando in crescendo a través de diversos factores, como serían, por ejemplo, los dichosos "fake news" que cada vez van creciendo y aumentando como espuma, las plataformas de redes sociales, donde uno publica cosas sin sentido, que luego dan la vuelta al mundo sin la aprobación de nadie, artículos disque recién salidos del horno y escritos por chatbots , implementados a base de la inteligencia artificial que va cobrando más y más popularidad entre los internautas) tremendamente visceral que se apodera de nosotros con tanta fuerza y arrebato, tanto que fue agarrando más ímpetu hasta tornarse difícil de controlar por los humanos, llegando a agudizarse a tal magnitud que su intensificación se volvió viral con la comparecencia totalmente abrupta de fenómenos como la crisis climática, que todavía no llegó hasta su auge, pero nos tiene a todos en vilo, la crisis de alimentos y agua potable en países de bajos recursos, que está de alguna forma u otra, ligada a la crisis climática, puesto que los períodos tan prolongados de la sequía (en algunos países del viejo continente europeo, la lluvia se negó rotundamente en aparecer durante todo el verano) provocaron que hubiera un gran impasse en cuanto se refiere a los alimentos producidos mayormente en granjas/fincas, y por supuesto, unos desequilibrios entorno al agua fresca que solemos beber (veamos el caso reciente de Japón, que ante nada se detuvo al contaminar el agua del océano a punta de toneladas de residuos provenientes de la central nuclear de Fukushima y por supuesto, este ejemplo no es uno aislado, ya vendrán muchos más episodios descabellados que pondrán en riesgo el futuro turbio de la humanidad ) que es básicamente el núcleo de la vida tanto para los animales, como para los humanos. Y si a todo esto le sumamos la crisis socio-cultural (que se caracteriza por el desapego y el distanciamiento total o parcial hacia leer libros, involucrarse en actividades que tienen que ver con la promoción de libros, películas de calidad, obras de arte etc.), podemos decir sin miedo a equivocarnos que estamos sumidos en el fango desde los pies a la cabeza, metafóricamente hablando.
 
Porque en las esquinas se oye con más frecuencia que nunca una frase que aparte de asemejarse mucho a un típico y banal cliché, es una frase que tiene reiteradas reverberaciones al nivel de toda una sociedad: "Si decides abrazar el arte, mañana te estarás sumergiendo en la miseria". Y cuantas veces más la oigo, más me pongo a pensar en qué fue exactamente lo que pasó con los jóvenes de hoy día para que se tornaran tan adictos al dinero, al poder que da tenerlo, en vez de escuchar la voz de adentro que grita a todo pulmón una segunda oportunidad, para reiniciar todo de nuevo, para darnos el chance de reconstruir lo que se rompió, o se atascó a medio camino, para no tener que escoger entre las dos voces que nos aturden sencillamente (la voz del alma = que es una mescolanza entre lo divino y lo humano, una voz que tiembla y se espanta cada vez que nos enfocamos más en darle crédito a la voz externa, la voz de la manada, de todos aquellos que tienden a rechazar la intervención divina en nuestra vida llena de altibajos y situaciones al borde del abismo).
 
Esa voz externa, de índole desgarradora en pocas palabras, ya que su naturaleza se empeña en demoler a toda costa lo bueno y lo agraciado que Dios ha ido sembrando en el corazón de cada uno de los seres humanos, es una voz partidaria de darle la espalda a los valores ancestrales y apegarse con todo el ahínco a los valores que prevalecen dentro de la sociedad vigente, que de hecho son unos seudo-valores, que lastimosamente conllevan a una futura sociedad distópica, cuyos pilares son la inteligencia artificial, de la cual se dice que sustituirá al humano en muchos aspectos y la imperante presencia de la tecnología, que también se propone llegar a la meta de aprovecharse de la fascinación que ejercen las masas cuando de cambios radicales se trata.
 
 
Enfocándonos en este debate , hay que subrayar de antemano que médicos y científicos reconocidos otorgaron sus opiniones polémicas a distintos periódicos, donde parece que pletóricamente dan por hecho que la intervención divina no tendrá un papel importante en lo que concierne una posible reconciliación con el plano trascendental y metafísico por naturaleza, alegando que simplemente nosotros no tenemos cómo acudir a esa esfera tan lejana, y haciendo hincapié en que no tenemos a quien nos proyecte y nos impulse hasta esa esfera no-terráquea.
 
Por lo tanto, para concluir su discurso académico, sacan a colación el hecho que todos los fenómenos y engendros que ocurran de ahora en adelante incumben únicamente a los científicos y los del gremio médico. (de esta forma descartando atrevidamente la participación divina que de manera obvia se halla por doquier) Ellos afirman con vehemencia estar quemándose las pestanas, al intentar hallar respuestas convincentes a los fenómenos que acechan a nuestro Planeta, pero lo que si no cuadra aquí es lógicamente la falta de coherencia que se percibe de su parte, al emplear el adjetivo posesivo "nuestro Planeta", como si los humanos hubieran concebido algo que no les llega ni a los talones.
 
Ingeniosa y sagaz forma de autoproclamarse los dioses de nuestros destinos, pero de qué manera necia se olvidan de que Dios nos hizo imperfectos, y justamente por eso, no podemos responder todas las interrogaciones que surjan en nuestra mente, porque nuestro sistema cognitivo es limitado, por ende, Dios si está presente en nuestra vida, a través de señales que nos manda. (por ejemplo, todo lo que está sucediendo ahora, toda esta avalancha de crisis que se nos vino encima es la señal de que Dios nos pone obstáculos y trabas en el camino para que una vez superados, seamos más precavidos y experimentados para la próximo intríngulis que nos depara el destino). Se podría decir que nuestro destino es una larga cadena de alegrías y dolores, de superación y tropiezos, pero cada vez que salimos ilesos tanto intrínsecamente, como físicamente, somos más fuertes y valientes a la hora de encarar el siguiente aprieto que es parte de un interminable rompecabezas y justamente por eso, porque todo es tan incierto, y no sabemos cuál de nuestros hermanos esta por partir, debemos luchar y derrochar fortaleza y hacer que nuestra estancia en términos mundanos valga la pena.
 
Para eso, es menester no dejarnos caer en trampas. (porque la sociedad de hoy es un chasco, no nos da ninguna cátedra de moral, al contrario, nos quiere aplastar como si fuéramos meras cucarachas con su indiferencia, con su torpeza a la hora de ayudar a nuestros prójimos). Cada día vemos en las columnas de los más notorios periódicos artículos sobre niños cuyo diagnóstico cruel indica el tener que cargar con el peso del cáncer o de otros padecimientos de los cuales raramente hemos escuchado hablar. Y nuevamente aparecen como de la nada las dos voces de las cuales hacía mención un poquito más arriba: unámonos a la voz del alma, que es la voz que contiene el ingrediente divino colocado junto al humano, y tengamos bien presente que nadie se ganará un trofeo si esparce o se encarga de dispersar el bien alrededor suyo, simplemente nos ganaremos un mejor recorrido mundano y quizá trascendental.
Para cerrar este escrito con broche de oro, me estaba ya acordando de un par de versos que provienen de una gran melodía de Laura Pausini: "No sé dar las instrucciones de uso de la vida/Cada uno juega su partida...".

 

¿Qué nos resta en la Época Dorada de quienes afilan bien los dientes?
Ensayo de índole filosófica por Andra Gabriela Prodea

 

Hoy por hoy,parece que las guerras de cualquier tipo (religiosas,políticas,laborales etc) han llegado a tal extremo,que ya no somos capaces de leer un periódico o seguir un noticiero sin toparnos con esta palabra que ha ido cobrando cada vez más enjundia. Prácticamente,estamos ¨castigados¨ a no encender la tele,a no leer los encabezados  de los periódicos porque hay un alto porcentaje de chocar contra esta palabra displicente que tiene un insospechado impacto sobre nuestro estado anímico. Oír a diestra y siniestra de guerras que parecen no tener fin nos perjudica muchísimo,nos hace vernos cabizbajos,¨mareados¨ de tanta violencia incesante,de tantos arsenales adquiridos por los líderes del planeta con el propósito de acabar el uno con el otro,de llevarse la corona de laurel por sus performances tremendistas en las que abundan la crueldad y la alevosía. Algunos politólogos que son invitados a ciertos programas para opinar acerca de temas y aspectos de que nos tienen a todos en vilo se han quedado muy pensativos cuando les tocó responder a preguntas como ¿ Los seres humanos tienen mucho o poco que ver con el desatamiento de las guerras,de los conflictos en sí? o ¿ Si pudieran,los seres humanos detendrían las guerras a favor de la paz? Estas interrogaciones están en pleno debate,nadie hasta ahora ha dado con la clave,aunque tampoco han tirado la toalla. Una cosa es cierta: la expresión ¨homo hominis lupus est¨,acuñada por el emblemático filósofo inglés Thomas Hobbes está muy en boga actualmente,porque si nos ponemos a pensar bien las cosas, el hombre de hoy en día compite ,en términos de instintos que prevalecen a la razón,con los animales salvajes que dan rienda suelta a sus instintos en falta de poseer facultades de razonamiento. Otro filósofo inglés de gran calibre ,el así apodado ¨padre del liberalismo¨ en su natal Inglaterra-John Locke se lanzó por su cuenta y riesgo a destacar que el impulso innato de autoconservación que aflora naturalmente deja al descubierto en el ser humano la necesidad obvia de libertad,de falta de amarraduras o encadenamientos. Cualquier intento no legítimo de suprimir/ejercer presión sobre la libertad individual trastorna la existencia del sujeto,aumentando con creces las posibilidades de echar a perder la relación ser humano-sociedad y colocando al sujeto en un plan sumamente conflictivo/belicoso (hay una expresión muy acertada en inglés- ¨be on the warpath¨ que es más o menos ¨perder los estribos¨) hacia sus prójimos,desencadenando tempestades tras tempestades. Percibimos en los demás contractualistas,pero más aún en Rousseau el ahínco con el que defienden la libertad individual de cada ciudadano por encima de cualquier cosa,alegando que ese tipo de libertad es ¨inalienable¨,y bajo ninguna circunstancia puede ser pisoteada/pasada por alto/desmenuzada por antojos ajenos. De aquí se sobreentiende que el simple intento de triturar la libertad de X o de Y puede llegar a generar conflictos inmitigables. Por eso necesitamos imperativamente de la existencia de las leyes- aunque éstas sean un mal necesario,nos amparan de las agresiones de ciertos individuos que a veces parecen no tener plena consciencia de lo que significa convivir con los demás.
Algunos dirían que los conflictos tienen como eje principal la sociedad misma,las leyes a veces muy restrictivas que aprietan la libertad del individuo,no lo dejan desenvolverse y actuar según sus convicciones. Pero si hipotéticamente hablando,nos planteáramos la posibilidad de quitar esas reglas que tanto constriñen de en medio, entonces reinarían el caos y el desorden y el individuo sacaría a relucir sus colmillos tal como los pirañas.
En el plan religioso,desde remotos tiempos,muchos se han estado preguntando un sinfín de veces lo mismo -¿ Si Dios es el origen de lo bueno,de dónde brotó entonces el mal? A propósito de eso,haciendo un pequeño paréntesis, si mal no me acuerdo,en la novela satírica de Voltaire - El ingenuo, aparece un personaje meramente significativo- ¨el hurón¨ que después es bautizado con el nombre de Hércules de Kerkabon (si hoy buscamos en el diccionario de la lengua española esta palabra,nos saldrá la siguiente definición: ¨persona que averigua y descubre lo escondido y secreto¨),de descendencia bretona,que dejo boquiabiertos a los clérigos de esos tiempos al hacerles la siguiente pregunta-clave: ¨¿Si Dios es todo-sabedor y todo-poderoso,por qué Él permite la existencia del mal?. Cabe mencionar que en ese entonces,Hércules estaba recluído en la famosísima cárcel de Bastilla, y luego prosiguió (siendo un novato en eso de interpretar los escritos filosóficos de aquel tiempo): ¨¿El que nos empuja a cometer cosas malas no es precisamente el autor del mal?¨ Y allí se estancó al leer el nombre de Ahriman,el dios del mal en la mitología persa. Tanto él,como el gran erudito Gordon,que era jansenista hasta la médula, estaban muy compenetrados en averiguar cuál es la fuente del mal en la tierra. Ahora, una vez cerrado el paréntesis, podemos proseguir a lo nuestro : en cuanto al origen del mal en el mundo, San Agustín es partidario de lo siguiente: Dios no es el autor del mal,porque si fuera así,el mal tendría naturaleza ontológica. El mal/las fechorías que el ser humano comete no apuntan hacia las causas exteriores. Nuestra alma es dualista por naturaleza: ella alberga tanto la parte buena de nosotros,como la parte mala de nosotros. Éstas son las reminiscencias del pecado original que nos están pasando factura hoy en día. Por eso el ser humano tiene una elección pesada que afrontar: si se decanta por el lado bueno o por el lado oscuro. Más de un sinnúmero de veces nos encontramos batallando contra nosotros mismos, como si fuéramos nuestros propios verdugos.

 

Sigue en próxima edición,


Nos pintan el altruismo de cielo azul
 
Andra  Gabriela Prodea Rumania 

 

 

Lo que nos faltaba... Algo muy anclado en estos días, de lo cual se platica un montón, y que es el punto clave de cualquier debate dentro del ámbito de la ética, hace justamente hincapié en nada menos que el altruismo disfrazado de buenas intenciones. Ese tipo de altruismo que las "naciones filántropas" se encargan de propagar con la velocidad de la luz, cada vez que sucede una calamidad (como lo son la guerra de Ucrania y el terremoto de Turquía), con tal de escalar posiciones en términos geopolíticos y procurar que sus ciudadanos tengan menos quejas de los que están al mando de dichos países, cosa que se manifiesta por encima de todo en los enfrentamientos electorales. No olvidemos que las cosas se plantean en nuestra sociedad hedonista, pletóricamente consumista, de la siguiente forma : hoy me tiendes la mano cuando más lo necesito, mañana te tenderé la mano cuando a ti te haga falta. Es decir, nadie ofrece algo gratuitamente, sin cobrarse esa deuda más tarde que temprano. Esto se aplica también en la esfera política. Por eso, sin salirnos del ámbito ético, seguimos dando vueltas alrededor de este fenómeno filantrópico que roza solamente la superficie del problema, sin adentrarse en las entrañas de este dilema que divide las personas en diferentes bandos, porque siendo un tema ético, es obvio que cada quien vea las cosas desde un punto de vista subjetivo. Es más, nos resultaría hasta sorprendente si no ahondáramos en este tema relacionado con el altruismo de doble cara, que engendra mucha controversia, pues estando en el terreno moral, los ciudadanos europeos tienden a desconfiar de las supuestas buenas intenciones de los lideres políticos que tienen muchas deudas morales que saldar con su gente (tanto que pareciera que estuviéramos hablando de René Descartes, el filósofo que colocaba toda la sapiencia obtenida de cualquier otra forma, menos que la razón, bajo el manto de la duda), que justamente en los momentos más críticos que están atravesando otras naciones, les da por presumir de un altruismo colmado de inconsistencias, pues es un altruismo contagiado de juegos de poder hasta la saciedad, y a este altruismo le falta un ápice de purificación sin lugar a dudas, pero como los lideres de las naciones mas importantes no lo ven por este lado, entonces no es de nuestra incumbencia tachar este altruismo de tener un impacto positivo o negativo sobre las naciones que experimentan grandes desgracias.
Un par de siglos atrás, ya sabía el gran filosofo británico, Thomas Hobbes, con su intuición de perro sabueso, lo perjudicial que a veces puede llegar a ser la naturaleza humana, describiendo al individuo como "homo homini lupus est" (el hombre es lobo para otros hombres). Y no se equivocό del todo. Porque estamos viviendo unos tiempos forrados a tope de desastres e infortunios, tanto naturales, como perpetrados por el ser humano, y en medio de todos ellos, podemos percibir una ola incesante de ayuda humanitaria, ¿ pero a qué precio?
Porque el ser humano moderno aprendió muy bien su lección, en lo que se refiere a que nadie es tan apoteósicamente generoso como para concederle lo que más le hace a uno falta, sin pedir nada a cambio. Esta lección de vida se aplica en todas las circunstancias posibles, sin excepción alguna. No puede ser que de la nada, tan desconcertantemente, los instintos altruistas de lideres oriundos de diferentes países del continente europeo se hayan despabilado, poniéndose en marcha al unísono, como si el altruismo fuese un botón que pulsamos de inmediato, cada vez que algo de proporciones épicas sucede a nuestro alrededor.
En mi país, por ejemplo, cuando se desató la fulminante guerra en Ucrania, llegaron miles de voluntarios de todas partes de Rumania, sin importar mucho la edad, con el mero propósito de mitigar al menos un poquito la desesperación de las madres que habían traído consigo a sus temblorosos retoños o a las abuelas octogenarias cuyos pies helados ya no podían dar un paso más. Lo que ocurrió fue lo siguiente: sin tener la más remota idea de que detrás de ellos había sido colocada una cámara de vigilancia, a un par de voluntarios bastante jóvenes que charlaban el uno con el otro muy a gusto, se les fue la lengua por chismosos y soltaron toda la sopa, diciendo que lo que ellos hacían era nada mἁs que un pasatiempo, para no aburrirse, lo que enfureció a muchísima gente, pues se llegό a pensar que aquellos voluntarios no tenían ni el menor ápice de altruismo, y por ende, no estaban aptos para el cargo que se les había designado.
Esto no significa que los demás voluntarios hayan procedido de la misma manera. Puede que sea tan sόlo un caso aislado, ¿quién sabe a estas alturas de la situación? Pero lo que sί nos cayό encima como un balde de agua fría fue la apabullante confesión de aquellos voluntarios, probablemente seleccionados al azar, sin indagar si cumplían con los requisitos de un voluntario fidedigno, agarró de sorpresa a más de uno, (a pesar de no que había ninguna prueba contundente para afirmar categóricamente que se trataba de más casos en los cuales los voluntarios actuaban cortados por la misma tijera), esto sί influyó mucho en el concepto que tenía la población rumana de los voluntarios, y de una manera meramente peyorativa.
Pero volviendo a unos párrafos mas arriba, no todos pueden ser colocados en la misma olla. Sin embargo, en lo que concierne la feroz guerra de Ucrania y el desbaratante terremoto de Turquía, a muchos países del continente europeo y fuera de él, se les despertó el altruismo al mismo tiempo, cosa que no solo engendra un puñado de dudas al respecto, sinoi que también coloca en una posición vulnerable a los países que no mandaron refuerzos al instante. Por lo general, podemos apreciar que la mayoría de países pertenecientes al bloque europeo se apresuraron en hacer derroche de su altruismo instantáneo (como si el altruismo fuese una varita mágica que sacamos del bolsillo para esparcir el bien por doquier), pero en realidad lo que de verdad mueve a estos países a comprometerse a enviar ayuda a dichas causas humanitarias es fomentar e intensificar la buena relación geopolítica entre tales naciones, bajo el paraguas de la empatía y el altruismo muy bien disfrazados, para que no quepa ninguna duda de sus buenas intenciones. O sea que el altruismo no surge de una fuente intrínseca, de unos valores bien inculcados, como debería de ser, sino que es el vivo reflejo del mejor postor. El país que se arriesga a dar a manos llenas lo que sea necesario en este tipo de casos de máxima urgencia es el país que se gana el respeto en términos políticos de la Unión Europea.
Que no se malentienda que estoy en contra de que ciertos países sean solidarios y puedan proporcionar ayuda a las causas humanitarias, sino todo lo contrario: lo que realmente dificulta seriamente las cosas es que, detrás de la ayuda humanitaria de hoy en día, se esconden unos intereses políticos que entorpecen realmente el trabajo de aquellas fundaciones que están bien lejos de la hipocresía, del embuste y las cortinas de humo que hacen buena mancuerna al ser utilizadas para "quedar bien' ante los ojos del bloque europeo. El verdadero altruismo es aquel del cual no se hace alarde en frente de alguien, sino que surge desde muy adentro, y que no tiene como condición "sine qua non" gritarlo a los cuatro vientos, para que oigan hasta los que tienen los oídos tapados.
Estos países aliados que hacen buenas migas no escatiman en gastos cuando se trata de despilfarrar a lo grande y de esta manera obtener la chance de posicionarse en un mejor ranking en términos geopolíticos, pero fracasando en el terreno moral y ético. Porque podrán estos países lucirse como "países filántropos", pero en realidad es solo una fachada provisoria para ganar puntos y escalar posiciones a nivel europeo y global, porque todo se establece y se determina a punta de alianzas geopolíticas, pues ningún país es autosuficiente, y es justamente por eso que no les importa mucho pisotear el verdadero significado del altruismo, con tal de moldearlo a su favor, y no estarán conformes hasta no dar con el resultado anhelado.
Es más, cuando se trata de sociedades en donde el pluralismo juega sus mejores cartas, es aún más difícil que el altruismo pueda desempeñar un papel decisivo y contundente, pues cada persona/sujeto tiene su proprio punto de vista y ciertamente por eso, sin ir más lejos, son los políticos los que agarran el timón en la mano y navegan entre aguas turbias, sin contar para nada con la voluntad de los ciudadanos de dichos países, que pesan menos que unos platos desechables. Entonces, son los políticos los únicos que se encargan de suministrar el altruismo a cuentagotas, y cuando surge algún imprevisto, como el terremoto que sacudió Turquía desde raíz, se ponen las pilas en un abrir y cerrar de ojos, con tal de quedar bien ante las demás naciones que compiten entre ellas, como pavos reales que deslumbran con su belleza artificial, desplegando sus plumas a diestra y siniestra.
En esta competición implacable, donde los países europeos están propensos a invertir a manos llenas, sin fijarse en la magnitud de lo que van derrochando, el altruismo sirve como la mejor fachada para ganarse una reputación intachable y quizás para limar asperezas con la mayoría de los ciudadanos europeos que perciben desde muy lejos el olor a altruismo de doble cara/ doble moral. Pero están atados de manos y pies, ya que los que juegan a ser el hada madrina de las naciones doblegadas por la guerra/el terremoto son precisamente los lideres que a punta de mostrarse benévolos y dadivosos a más no poder, se dan el lujo de ser "alpinistas políticos", como dijo un gran pensador.
Y no se detendrán aquí...Lo que nos incumbe a nosotros es desenmascararlos a pleno día, de no caer en la trampa que nos tienden esta manada de lideres, de no tragarnos sus mentiras infinitas. Sόlo así podremos escapar ilesos de esta encrucijada, de esta maraña de mentiras que de altruismo ni pinta tienen, y hacer que la Unión Europea vuelva a ser confiable y pueda sostenerse sobre valores y principios verdaderamente sanos en esencia.

 

Luz Mery Guzmán Lamprea Profesora poetisa y escritora colombiana tras la huella de su amada Madre maestra, poeta y escritora Luz Mery Gauzmán Lamprea.

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A  Propósito de  artículo La AMISTAD de Joseph Berolo-
 
Gracias Joseph por el regalo enorme y nunca medible de tener tu amistad. Esa conexión que hace que las personas estén siempre juntas a pesar de la distancia, a pesar del tiempo, a pesar de las dificultades, o precisamente en esas dificultades...

Respecto de tus apuntes sobre autoras que hablan de la amistad, creo que a Marty Keith deberíamos leerla en cuanto a su dicho de que un amigo "antes que traicionarnos nos abandona" como que un amigo sabe dejarnos ese espacio necesario de silencio y de autoencuentro cuando hay dudas y temores y ese "abandono" será en realidad una espera amorosa para re-encontrarse con el amigo oculto entre las dudas que tenía o que se tenía acerca de él.

Por otro lado Suzanne Vega habla de los cambios que suceden al madurar y cómo el concepto de "amigo" madura al tiempo que crece el cuerpo y se afianza la personalidad. Es en la soledad de ese cambio misterioso, que parece eterno, cuando se deja de ser niño y se comienza a ser adulto, cuando se siente la soledad que, deja atrás "amigos" de juegos y diversión, y que sin embargo puede conducir al encuentro de compañeros leales que ofrezcan su apoyo en la vida y a que se aprenda a ser fuerte y encontrarse consigo mismo como fuerza poderosa que ayude a vivir.

Quiero pensar que el " sentimiento no estudiado; ... con absoluta inocencia " sigue siendo el sello de la amistad de los actos sencillos pero profundos, tanto que no requieren la cercanía física permanente para ser eternamente unidos en el afecto. Quiero creer que cuando estés solo y cuando llores, puedes contar conmigo y que cuando yo esté triste y necesite escucha tú estarás para mi.

Quiero creer también que de entre esos muchos conocidos que ofrecen " tratamiento afectuoso aunque no haya ninguna amistad" puede surgir -tal vez ya surgió- esa persona capaz de rescatar e la soledad al corazón, de da paz con su palabra, de ayudar a construír esos mundos soñados que se creían imposibles: una persona amiga.

Quiero anunciar y destacar que aunque sólo sea de "De vez en cuando encontramos un amigo especial", el afecto que das, querido Joseph, puede llegar y de hecho llega a alegrar a muchas personas, que sienten tu apertura y tu afecto como protectores ante el mundo hostil y abusivo que deja opacar luces que, sin tu apoyo, se apagarían: Eres amigo de muchas personas, porque un amigo es aquel capaz de levantarnos del lodo haciéndonos sentir vestidos de blanco inmaculado. Y eso, querido Joseph, lo haces tú con tu palabra, tu trabajo, tu creación del mundo literario que a todos acepta y promueve. Tú querido Joseph eres puerto seguro de muchos barcos y aunque parezca que luego parten lejos de ti, siempre estarán atados al entusiasmo de tu impulso para navegar.

¡Gracias, repito querido Joseph, por el tesoro de tu amistad!

 

Luz Mery Guzmán Lamprea

http://www.aveviajera.org/nacionesunidasdelasletrasuniletras/index.html

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Yolanda María Jorge Besteiro Cada vida importa, cada grito de un niño, mujer o anciano, importa, cada instante de pánico, estrés o insomnio importa, cada cosa destruida importa. Porque somos la raza humana, la creación de Dios, la más inteligente, cómo es posible que no podamos encontrar soluciones pacíficas con palabras, siendo los más desarrollados evolutivamente, si eres no creyente, hechos a la imagen y semejanza de Dios si eres creyente, no hay excusas para la muerte y la destruccióndesde mi punto de vista filosófico religioso del término y el importantísimo significado que tiene para todas las naciones de la tierra.

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Yolanda Cumandá Añazco Hildalgo Las huelgas y el comienzo de la organización del movimiento obrero e indigena, y la participación de las mujeres indias.

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Cecilia Lamprea de Guzmán q.e.p.d. LO DIFÍCIL DE LO INESPERADO Tiempo de vacaciones, verano en el Norte, ilusiones y planes para sentirnos felices y, para encontrarnos con familiares y amigos que han estado lejanos por el aislamiento mundial. El gozo y el bullicio, alegran instantes que antes fueron de angustia y temor de contagio del Cov-19, pandemia que ha atacado a todo el mundo.

CECILIA LAMPREA DE GUZMAN SU POESIA, SU PALABRA, SU ARTE, SUS RECUERDOS

 

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Gladys Semillan Villanueva Miembro Fundadora del Foro de Poetas y Narradores del Mercosur, Rosario Argentina. Su tarea es apasionante y los logros aún más, desarrollados cuidadosamente desde Teatro Leído con niños y sus familias y también con adultos de Castelar integrando, no solo literatura sino música y pintura."

Gladys Semillan Vlllanueva

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Dr. Daniel Brogin,Odontólogo , Hernando Pvicia de Córdoba, Argentina escritor, quien bajo el seudónimo de Lenida sigue creando obras literarias, "Son cosas de la vida y Sentires de amor y locura "

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